Descripción:
El yacimiento de Los Tormos se encuentra en las cercanías de Santa Cruz de Yanguas (Soria), a unos 400 metros del núcleo urbano por un camino indicado. En este yacimiento hay inventariadas 124 icnitas distribuidas en 15 rastros y 44 aisladas. Forma parte de la Ruta de las Icnitas.
Las icnitas conservadas en este yacimiento se han atribuido a dinosaurios terópodos y a ornitópodos. Son más difíciles de observar, pero también hay bastantes icnitas de pterosaurios, algunas singulares por representar un rastro de varias pisadas. En este yacimiento se ha descrito dos icnotaxones: Filichnites gracilis Moratalla García, 1993 (terópodo) y Pteraicnhus palaciei-saenzi Pascual Arribas y Sanz Pérez, 2000 (pterosaurio). Las icnitas de pterosaurios están agrupadas en tres rastros que se cruzan entre si. Estos rastros se presentan por pares mano-pie, lo que indica que en su tránsito por este yacimiento se desplazaban de forma cuadrúpeda (uno de ellos de hasta 12 pares mano-pie de los que 4 se han erosionado). Las icnitas de pterosaurios de Los Tormos han sido atribuidas por Eugenio Sanz y Carlos Pascual a una nueva especie denominada Pteraichnus palaciei-saenzi.
En cuanto a las icnitas asignadas inicialmente a terópodo shay al menos dos tipos diferentes. Uno atribuido al icnogénero Therangospodus y otro que fue definido en este yacimiento como Filichnites gracilis por José Joaquín Moratalla en su tesis doctoral. Las icnitas de Filichnites se caracterizan por sus dedos delgados y alargados, curvados ligeramente en ocasiones, y por su superficie de impresión muy pequeña. No se observan en los rastros atribuidos a Filichnites ningún signo de gregarismo. Hoy en día se considera a Therangospodus como formadas por dinosaurios ornitópodos, por lo que todas las icnitas de este yacimiento podrían pertenecer a este grupo. La estrechez de Filichnites pueda deberse a la conservación, en que un barro con mucha agua estrecho la inicial forma del autópodo de dinosaurio que la produjo.
Además de tratarse de un yacimiento de gran importancia científica y de fácil observación. Una de las peculiaridades de los Tormos es el entorno donde se sitúa. Junto a un bosque llegamos a la plataforma desde donde se vislumbra el yacimiento tras pasar un puente medieval de piedra construido para salvar las aguas del Río Baos, afluente del Cidacos y que vierte sus aguas al Mediterráneo transportadas por el Ebro. El paraje, espectacular en otoño, posee en las cercanías una zona verde con mesas de madera donde se puede disfrutar de un tranquilo picnic campestre en el que, con un poco de atención, escucharemos lo que los animales del bosque nos cuenten.