Descripción:
El 25 de Marzo del 2003 el guarda el castillo de Loarre Don José Antonio Santolaria le mostró un conjunto de grandes bloques de arenisca extraídos de un campo al presidente de la Asociación de Amigos del Castillo de Loarre Don Antonio García Omedes. En estos bloques había unas depresiones circulares que en un primer momento no supo reconocer que podían ser. Según el dueño del campo la extracción de los bloques se debió realizar hace 4 ó 5 años, básicamente su actuación fue: «las losas que salieron las apartamos a un lado». Unos meses más tarde, el domingo 20 de Julio del 2003 y tras una visita al yacimiento de icnitas de artiodáctilos de Abiego (Huesca) se dio cuenta que podían ser icnitas de grandes vertebrados. El 21 de Julio se puso en contacto con el aragosaurero José Ignacio Canudo y le mando fotografías que le permitió corroborar la presencia de icnitas de grandes vertebrados. Dado el interés científico que podían tener, el jueves 24 de julio del 2003 se visto una visita al lugar donde se habían localizado dichos restos confirmando nuestra impresión con las fotografías.
COMO LLEGAR
Se puede llegar tomando la carretera que sube al Castillo de Loarre. En un tramo recto de la carretera se encuentra un conjunto de esculturas y una catapulta de madera. Precisamente a la altura de la catapulta comienza una pista en dirección al Este. Desde ese punto se puede ver el cerro de la fotografía 1 con la flecha que señala los bloques. Si se dispone de todo terreno se puede llegar hasta el campo de almendros y desplazarse andando unos 20 metros o bien dejar el vehículo al comienzo de la colina y subir andando.
DESCRIPCIÓN E IDENTIFICACIÓN DE LAS ICNITAS
Las icnitas se encuentran bien conservadas como epirrelieves cóncavos sobre una arenisca pardoamarillenta de tamaño medio depositada en un medio fluvial de la Formación Uncastillo. El estrato que las contiene esta en su base distintivamente bioturbado por galerías de relieve completo posiblemente producidas por invertebrados. Las icnitas son depresiones circulares sin aparentes marcas de dedos, pero podrían tener impresiones de almohadillas que habría que confirmar con la luz rasante. El número exacto de icnitas no se puede calcular ya que hay muchos bloques boca abajo, pero al menos visibles hay una veintena, ya sean completas o fragmentarias. Se reconocen dos tamaños lo que podría indicar que hay impresiones de las manos (más pequeñas) y de los pies (más grandes). Todas ellas tienen una ancha banda de desplazamiento de sedimento que es la mejor prueba que son icnitas verdaderas y no subhuellas. Dado lo fragmentario del afloramiento no se han podido reconocer rastros, pero si tenemos en cuenta el patrón que se observa en el que se distribuyen a intervalos bastante regulares y cercanos, posiblemente hayan formado parte de uno o varios rastros.
Un problema más complejo es identificar a los organismos a que pertenecen. Como norma general solo se pueden reconocer grandes grupos como los productores de las icnitas. En este caso, al carecer de impresiones de dedos dificulta aún más la identificación. En primer lugar se puede destacar su gran tamaño, que oscila entre 25 y 50 cm., por tanto hay que atribuirlas a grandes vertebrados. La roca que las contiene es de edad Mioceno Inferior, en este período geológico los únicos vertebrados grandes eran los mamíferos. Por el momento se sabe muy poco de los mamíferos fósiles Terciarios en la provincia de Huesca. Teniendo en cuenta la distribución en otras partes de Europa sabemos que los únicos de ese tamaño eran grandes perisodáctilos parientes de los actuales rinocerontes. Estos organismos son cuadrúpedos, con un pie redondeado y dedos anchos y cortos. Una morfología de las extremidades que serían bien coherentes con las icnitas de la Casa de la Tejera.