Los arqueólogos están acostumbrados a llevarse sorpresas en sus excavaciones. Generalmente son agradables y les permiten recuperar una parte de nuestra historia que se encontraba enterrada bajo capas de sedimentos. Estas sorpresas pueden ser monedas, cerámica e incluso un suelo o una pared con pinturas o mosaicos bien conservados. Lo que no es habitual, y de hecho es la primera que tenemos conocimiento del descubrimiento de una icnita de dinosaurio en una excavación arqueológica. Pero hace unos meses ha sucedido este hecho y vamos a contar brevemente esta historia.
El convento franciscano de Santa Catalina del Monte se encuentra en Cariñena (Zaragoza) tuvo una gran importancia desde el siglo XV hasta comienzos del XIX. Hasta hace poco se encontraba en ruina, pero afortunadamente existe un proyecto de recuperación que incluye la excavación y consolidación de las diferentes dependencias. Es un trabajo que durante el curso 2021-2022 ha realizado el Taller de Empleo Cariñena dirigido por el arqueólogo Eduardo Díez de Pinos López. En el transcurso de los trabajos de consolidación se encontró con una gran piedra de caliza que le llamó la atención. En uno de sus lados había una estructura con tres dedos que se parecía mucho a las icnitas de dinosaurios. Con gran criterio, la guardó y consultó a los especialistas.
Nuestro aragosaurero José Ignacio Canudo, director del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza le pudo confirmar que se trataba de una icnita de dinosaurio carnívoro. Según nos indicó Eduardo, posiblemente esta roca con la icnita fue utilizada en la construcción de un muro de los siglos XVII-XVIII. Claramente la roca no proviene del entorno cercano del monasterio, ya que afloran formaciones rocosas del Mesozoico, edad en la que vivían los dinosaurios, entonces ¿de donde probablemente proviene la roca?
Rocas con icnitas como la encontrada en Santa Catalina se encuentran en el término municipal de Villanueva de Hueva. Por tanto, el monasterio está lejos de los yacimientos con icnitas más cercanos, pero lo que es indudablemente que alguien la tuvo que trasladar. La pregunta surge inmediatamente, ¿Cómo pudo llegar?, se puede hacer volar la imaginación y pensar que algún curioso de la zona se fijó en la pisada petrificada y pensó llevarla al monasterio, donde pudo guardarse como objeto singular que es. Una explicación menos glamurosa es que esa roca rectangular de caliza era perfecta para el muro y que se extrajeron algunas de ellas en canteras de Villanueva y nadie se dio cuenta de la singularidad de la roca. No lo sabremos nunca, pero nos gustaría pensar que la icnita de Santa Catalina es una de las primeras expresiones de la curiosidad por la paleontología en Aragón.
La icnita tiene la impresión de tres dedos alargados, siendo el central el más grande. Su morfología es similar a las icnitas de los dinosaurios carnívoros que se conocen con el nombre de terópodos. Sería de un ejemplar de tamaño medio-grande que podría tener entre 6-8 metros de longitud. La conservación es muy curiosa porque la pisada tiene un pequeño relieve, respecto a la superficie ondulada de la roca como se puede ver en la fotografía Ahora solo queda encontrar los huesos de este animal. Las rocas que contienen las icnitas de como la de Santa Catalina podrían tener 135-140 millones de años aproximadamente.
El ejemplar ha sido depositado en el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza y actualmente se puede ver en la exposición de Dinosaurios de Zaragoza que se encuentra Villanueva de Hueva donde puede visitarse, tras reserva en https://dinosauriosdezaragoza.com/