Una de las imágenes más carismáticas de Tyrannosaurus rex y por extensión de todos los grandes dinosaurios carnívoros es su cabeza con los dientes por encima de la piel, de manera similar a como lo tienen algunos cocodrilos actuales. Tyrannosaurus rex ha sido representado en películas, programas de televisión y libros como un carnívoro feroz, constantemente enseñando los dientes a todas y cada una de las presas. Los paleontólogos comparan animales extinguidos con sus parientes vivos más cercanos, así en el caso de los dinosaurios serían los cocodrilos y las aves, que unos muestra sus dientes por fuera y las otras carecen de dientes. Por eso, como punto de partida la ilustración que dientes de los grandes terópodos se vean externamente no parece una mala propuesta. Sin embargo, cocodrilos y aves están separados filogenéticamente de los dinosaurios carnívoros por millones de años de evolución y por tanto esa imagen puede que no sea correcta.
Un nuevo artículo liderado por el investigador Thomas Cullen publicado en la revista científica Science propone que los dos dinosaurios carnívoros más mediáticos como son Tyrannosaurus y Velociraptor poseían una zona carnosa cubriendo sus dientes, algo parecido a los labios que tenemos los mamíferos o los lagartos. La representación generalizada de los depredadores en películas y documentales con los dientes expuestos como los cocodrilos les da una gran fiereza, pero los estudios realizados demuestran la presencia de unos labios.
Para llegar a esta conclusión los investigadores han examinado ejemplos modernos de estructuras de dientes y labios de animales como el dragón de Komodo. A partir de ahí, los investigadores determinaron que los dientes expuestos de los cocodrilos son exclusivos de su grupo de arcosaurios y que los dientes cubiertos, con "labios", son más típicos y, por lo tanto, más probables en animales extintos. Una de los argumentos para ilustrar los dientes por fuera es que eran demasiado grandes, sin embargo, este nuevo estudio demuestra que los dientes de tiranosaurios son proporcionalmente similares en tamaño a los de los lagartos depredadores vivos, rechazando la idea de que sus dientes eran demasiado grandes para estar cubiertos por labios.
La ilustración es de Mark Witton
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