La mayoría de mamíferos tienen dos denticiones: la dentición de leche o decidua, que aparece próxima al nacimiento, y la dentición permanente, que va sustituyendo la primera a partir del destete y que termina cuando se ha producido el recambio de todas las piezas dentarias y han aparecido los molares. En los mamíferos con ciclos vitales lentos (maduración sexual tardía, esperanza de vida larga, ritmo de crecimiento lento, etc.) los molares aparecen relativamente más tarde y la aparición de la dentición definitiva se adelanta, de modo que los dos procesos tienden a coincidir en el tiempo. Los humanos son un ejemplo extremo de esta lentitud, ya que el segundo molar no aparece hasta que todos los dientes de leche han sido sustituidos por la dentición definitiva. En cambio, en mamíferos con ritmos más rápidos en el ciclo vital, los molares aparecen primero y posteriormente se produce el recambio de los dientes de leche.
La relación entre el ritmo del ciclo vital y la secuencia en la aparición de los dientes se conoce como la regla de Schultz y explicaría como una adaptación funcional para minimizar el desgaste y el trabajo que deberían hacer los dientes de leche en las especies en el que el período de crecimiento es largo. La regla de Shultz ha confirmado en la mayoría de primates, aunque en algunos grupos como los lémures o los tarseros, la dentición anterior aparece independientemente del ritmo de su ciclo vital. Esta herramienta se puede aplicar a especies fósiles de modo que, a partir del estudio de la secuencia de aparición de los dientes definitivos y las molares, se puede inferir su ciclo vital.
El estudio publicado por la revista PLOS ONE y que firman los investigadores del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) Xavier Jordana, Nekane Marín-Moratalla, Blanca Moncunill-Solé y Meike Köhler, así como investigadores del Institut Mediterrani d’Estudis Avançats (CSIC-UIB), confirma que la regla de Schultz se cumple también en el caso de Myotragus balearicus, la cabra enana extinta endémica de las Islas Baleares. A diferencia de otros bóvidos, ésta es una especie de ciclo vital muy lento, una característica común a muchas especies que evolucionan en un contexto de insularidad con poco alimento disponible. Esta especie sobrevivió totalmente aislada en Mallorca y Menorca durante más de cinco millones de años, desde el Plioceno hasta el Holoceno y se extinguió hace unos 3.000 años.
A partir del estudio mediante tomografía computarizada de varias mandíbulas de Myotragus balearicus, los investigadores han constatado que la secuencia en la que aparecen los dientes en esta especie es diferente a la de los bóvidos actuales, ya que tanto los incisivos definitivos como los premolares salían relativamente temprano. Este hecho indicaría que era una especie con un ciclo vital lento, lo que concuerda con otros estudios realizados anteriormente. Los investigadores han podido comparar el patrón de aparición de los dientes con Myotragus Koppers, un ancestro directo de M. balearicus del Pleistoceno tardío, que presenta el mismo modelo de sustitución que los bóvidos actuales. Esto supondría que el adelanto de la secuencia de erupción de los incisivos tuvo lugar durante la evolución de linaje de Myotragus en un periodo de 2.5 millones de años.
Los recursos alimenticios limitados y la falta de depredadores como consecuencia del aislamiento geográfico hace que las islas sean consideradas una especie de laboratorios naturales y el género fósil Myotragus ha confirmado como un modelo ideal para llevar a cabo estudios de evolución en éstos ambientes. Esta especie presenta una serie de adaptaciones particulares: al enanismo (pesaba sólo unos 25 kilos y tenía una altura a la cruz de unos 70 cm) y la hipsodoncia (el aumento de la altura de la corona dental) hay que sumarle una dentición inferior extremadamente modificada y que no se ha observado en ningún otro rumiante conocido. Los adultos presentaban un incisivo que crecía durante toda la vida del animal, un único premolar y tres molares a cada lado de la mandíbula.
Algunos autores habían apuntado anteriormente la posibilidad de que los incisivos que presentan los adultos de Myotragus fuesen, en realidad, dientes de leche en crecimiento continuo como las que presentan muchos roedores actuales, como las ardillas. Pese a que este hecho explicaría la emergencia temprana de estos dientes, el estudio de PLOS ONE demuestra que este incisivo se desarrollaría rápido precisamente como adaptación a este entorno insular con escasez crónica de recursos.
+ info: Jordana X, Marín-Moratalla N, Moncunill-Solé B, Bover P, Alcover JA, et al. (2013) First Fossil Evidence for the Advance of Replacement Teeth Coupled with Life History Evolution along an Anagenetic Mammalian Lineage. PLoS ONE 8(7): e70743. doi:10.1371/journal.pone.0070743
La relación entre el ritmo del ciclo vital y la secuencia en la aparición de los dientes se conoce como la regla de Schultz y explicaría como una adaptación funcional para minimizar el desgaste y el trabajo que deberían hacer los dientes de leche en las especies en el que el período de crecimiento es largo. La regla de Shultz ha confirmado en la mayoría de primates, aunque en algunos grupos como los lémures o los tarseros, la dentición anterior aparece independientemente del ritmo de su ciclo vital. Esta herramienta se puede aplicar a especies fósiles de modo que, a partir del estudio de la secuencia de aparición de los dientes definitivos y las molares, se puede inferir su ciclo vital.
El estudio publicado por la revista PLOS ONE y que firman los investigadores del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) Xavier Jordana, Nekane Marín-Moratalla, Blanca Moncunill-Solé y Meike Köhler, así como investigadores del Institut Mediterrani d’Estudis Avançats (CSIC-UIB), confirma que la regla de Schultz se cumple también en el caso de Myotragus balearicus, la cabra enana extinta endémica de las Islas Baleares. A diferencia de otros bóvidos, ésta es una especie de ciclo vital muy lento, una característica común a muchas especies que evolucionan en un contexto de insularidad con poco alimento disponible. Esta especie sobrevivió totalmente aislada en Mallorca y Menorca durante más de cinco millones de años, desde el Plioceno hasta el Holoceno y se extinguió hace unos 3.000 años.
A partir del estudio mediante tomografía computarizada de varias mandíbulas de Myotragus balearicus, los investigadores han constatado que la secuencia en la que aparecen los dientes en esta especie es diferente a la de los bóvidos actuales, ya que tanto los incisivos definitivos como los premolares salían relativamente temprano. Este hecho indicaría que era una especie con un ciclo vital lento, lo que concuerda con otros estudios realizados anteriormente. Los investigadores han podido comparar el patrón de aparición de los dientes con Myotragus Koppers, un ancestro directo de M. balearicus del Pleistoceno tardío, que presenta el mismo modelo de sustitución que los bóvidos actuales. Esto supondría que el adelanto de la secuencia de erupción de los incisivos tuvo lugar durante la evolución de linaje de Myotragus en un periodo de 2.5 millones de años.
Los recursos alimenticios limitados y la falta de depredadores como consecuencia del aislamiento geográfico hace que las islas sean consideradas una especie de laboratorios naturales y el género fósil Myotragus ha confirmado como un modelo ideal para llevar a cabo estudios de evolución en éstos ambientes. Esta especie presenta una serie de adaptaciones particulares: al enanismo (pesaba sólo unos 25 kilos y tenía una altura a la cruz de unos 70 cm) y la hipsodoncia (el aumento de la altura de la corona dental) hay que sumarle una dentición inferior extremadamente modificada y que no se ha observado en ningún otro rumiante conocido. Los adultos presentaban un incisivo que crecía durante toda la vida del animal, un único premolar y tres molares a cada lado de la mandíbula.
Algunos autores habían apuntado anteriormente la posibilidad de que los incisivos que presentan los adultos de Myotragus fuesen, en realidad, dientes de leche en crecimiento continuo como las que presentan muchos roedores actuales, como las ardillas. Pese a que este hecho explicaría la emergencia temprana de estos dientes, el estudio de PLOS ONE demuestra que este incisivo se desarrollaría rápido precisamente como adaptación a este entorno insular con escasez crónica de recursos.
+ info: Jordana X, Marín-Moratalla N, Moncunill-Solé B, Bover P, Alcover JA, et al. (2013) First Fossil Evidence for the Advance of Replacement Teeth Coupled with Life History Evolution along an Anagenetic Mammalian Lineage. PLoS ONE 8(7): e70743. doi:10.1371/journal.pone.0070743
LUGAR Mallorca