Sobre la edad de muerte de la Señora Ples

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Hace más de 50 años, en uno de los enormes complejos endokársticos que horadan el Noreste de Sudáfrica, el Profesor Robert Broom y su equipo del Museo Transvaal de Pretoria realizaron una campaña de excavación paleontológica en busca de fósiles de nuestros antepasados. Pocos días tras el inicio de campaña descubrieron el que hasta ahora sigue siendo el cráneo más completo de una individuo de la especie “Australopithecus africanus”. Su número de inventario es Sts 5, pero se ha hecho mundialmente famoso por el apodo de “Mrs. Ples”. Los éxitos de la campaña no finalizaron con este hallazgo. Algo menos de cuatro meses después y a pocos metros de Mrs. Ples, se descubrieron varios fósiles de un esqueleto que parecían pertenecer a un único individuo. A este conjunto lo denominaron Sts 14, y aún está huérfano de apodo.
La cercanía en que aparecieron tanto los restos craneales como del cuerpo, ha hecho suponer a algunos investigadores que todos ellos podrían pertenecer a un único individuo. Los autores apoyan sus conclusiones además, en el estado similar de desarrollo en que se encontraban ambos especimenes cuando murieron. La importancia de esta asociación reside no solo en el propósito mundano de completar más y mejores fósiles. Su reunión permitiría conocer un aspecto todavía enigmático en los primeros homínidos (entre ellos los “Australopithecus”): el grado de encefalización, es decir, el volumen relativo del encéfalo con respecto al tamaño del cuerpo (medido en masa), que define y distingue nuestra especie de los chimpancés.
A partir del estudio de los fósiles originales, alojados en el Museo Transvaal de Pretoria, se llevó a cabo una reevaluación de esta asociación. En primer lugar se reevaluaría el estado de desarrollo de ambos especimenes. En sí mismo este aspecto elemental es de suma importancia para que otros investigadores puedan ir montando el rompecabezas del pasado. En segundo lugar, se testó la hipótesis de que nos encontremos frente a un único individuo, cuyas partes fueron diseminadas tras su muerte antes de sufrir el enterramiento.
El primero de los objetivos se complica de inmediato, ya que cada especie madura siguiendo una particular andadura. ¿Cómo lo hacía el “Australopithecus africanus”? A partir de las huellas que deja el desarrollo en los dientes, los investigadores han concluido que su tempo y modo de madurez “grosso modo” coincidirían con los de los actuales chimpancés. A partir de este dato, se puede concluir que “Mrs. Ples” era un adulto completo de más de 14 años de edad y que Sts 14 era un adulto joven, que rondaría entre los 14 y 17 años. De acuerdo con estas edades cronológicas parece obvio concluir que son compatibles. Sin embargo, el estudio más detallado de ciertos aspectos del desarrollo (como la sutura esfeno-occipital de la base del cráneo, y las epífisis de la cresta iliaca de la cadera) apuntan más bien a lo improbabilidad de que esta asociación sea viable en términos de desarrollo ontogenético.
Si a pesar de todo esta asociación fuese cierta, el grado de encefalización estaría en el borde superior del que actualmente se supone para esta especie, reduciéndose así la distancia que separa a estos primitivos representantes de nuestro linaje, de nuestro genero “Homo”.

La referencia completa de la publicación es: Alejandro Bonmati , Juan Luis Arsuaga y Carlos Lorenzo (2008). “Revisiting the Developmental Stage and Age-at-Death of the ‘‘Mrs. Ples’’ (Sts 5) and Sts 14 Specimens from Sterkfontein (South Africa): Do They Belong to the Same Individual?”. The Anatomical Record, Volumen 291, Páginas 1707–1722. Investigación financiada por el Ministerio de Educación y Ciencia (Proyecto CGL2006-13532-C03-02 y 01). Alejandro Bonmatí es beneficiario de la Cátedra Duques de Soria/Fundación Atapuerca

LUGAR Sterkfontein, Sudáfrica

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