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Enrique Peñalver, científico titular del CSIC-IGME, y uno de los mayores expertos mundiales en artrópodos fósiles, nos trae a Aragosaurus los últimos descubrimientos del equipo que lidera.
En 1988 se defendió una Tesis doctoral sobre la estratigrafía y sedimentología del Buntsandstein de Mallorca. Allí se figuraban unos pocos insectos fósiles del Triásico, muy bien conservados, hallados cerca del pequeño puerto de Estellencs. Estos fósiles pronto llamaron la atención de los paleoentomólogos rusos, y algunos turistas alemanes habían hallado ejemplares adicionales y los habían depositado en colecciones públicas alemanas o los mantenían en sus colecciones privadas. Así estaban las cosas cuando el paleontólogo Enrique Peñalver, desde el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), se propuso averiguar sobre la riqueza y relevancia de este yacimiento del Triásico.
Con la mente puesta en un hecho de sumo interés, Peñalver quería conocer cómo se habían recuperado las faunas de insectos justo después de la gran extinción en masa del Permo-Triásico. El registro fósil continental es especialmente pobre para este periodo de tiempo tan crucial. Se ha determinado que estos fósiles tienen 247 millones de años de antigüedad (Anisiense temprano). Únicamente habían pasado 5 millones de años desde el inicio del Triásico, y eran algo más antiguos que los famosos fósiles de “Grès à Voltzia”. Todo ello antes de los primeros dinosaurios conocidos y en un ambiente de grandes ríos y llanuras de inundación bajo un clima similar al que actualmente encontramos en África tropical, alternando estaciones secas con otras lluviosas, tal y como ha indicado en los medios Rafel Matamales Andreu, coautor del estudio y paleontólogo en el Museu Balear de Ciències Naturals (FJBS-MBCN).
Un ejemplar único, que fue hallado por el colaborador mallorquín Pep Juárez, destacó enseguida entre todos los demás, ya que se trataba de una pequeña larva completa perfectamente conservada, tanto la parte como la contraparte, que parecía pertenecer a los dípteros. Se inició una investigación en la que también han participado el Museo Nacional de Historia Natural de la Universidad de la Sorbona (Francia) y el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford (Gran Bretaña). El trabajo se ha publicado en la revista Papers in Palaeontology.
Al cubrir el ejemplar con una gota de alcohol, las características morfológicas de la larva se mostraron con mucha mayor claridad al microscopio óptico usando luz incidente. Se pudo observar la estructura externa e interna de la cabeza, los espiráculos respiratorios en ambos extremos del cuerpo, la peculiar segmentación corporal y el tubo digestivo. Sin duda se trataba de un insecto díptero (grupo que comprende las moscas y mosquitos), y se hizo evidente que se trataba del ejemplar de este grupo más antiguo encontrado hasta ahora. Quedó patente que el yacimiento se puede considerar un Konservat-Lagerstätte.
Dos aspectos de esta larva son muy importantes. Uno es que pertenece a los nematóceros anisopodoideos, y se encuadra en Anisopodidae como grupo troncal, por lo que tiene interesantes implicaciones evolutivas para los “mosquitos”; las “moscas” o braquíceros se originaron mucho más tarde en el Mesozoico. El otro es que su sistema respiratorio es anfipnéustico, típico de las larvas de dípteros actuales. Podemos deducir que esta larva se alimentaba de la materia orgánica en suelos húmedos.
Para Ricardo Pérez de la Fuente, otro de los autores e investigador en el Museo de Historia Natural de Oxford, es fascinante que podamos estudiar cada detalle anatómico del díptero más antiguo conocido, el cual vivía en el ambiente postapocalíptico de principios del Triásico. En efecto, el tipo de sistema respiratorio que muestra se ha mantenido prácticamente sin cambios los últimos 247 millones de años hasta la actualidad. Podemos ver este detalle, que seguro fue importante en la evolución de los dípteros, tan solo 5 millones de años después de que el 80% de las especies del planeta se extinguieran.
La larva es un nuevo género y especie y se ha denominado Protoanisolarva juarezi, o Larva anisopodoidea primigenia de Juárez. El holotipo estará conservado para estudio en un museo público balear de referencia en Ciencias Naturales.
La referencia del trabajo es:
Peñalver, E.; Matamales-Andreu, R.; Nel, A. & Pérez-de la Fuente, R. 2022. Early adaptations of true flies (Diptera) to moist and aquatic continental environments. Papers in Palaeontology, 2022: e1472. doi.org/10.1002/spp2.1472
Más información reciente y relacionada se encuentra en el artículo:
Matamales-Andreu, R.; Peñalver, E.; Mujal, E.; Oms, O.; Scholze, F.; Juárez, J.; Galobart, A. & Fortuny, J. 2021. Early–Middle Triassic fluvial ecosystems of Mallorca (Balearic Islands): Biotic communities and environmental evolution in the equatorial western peri-Tethys. Earth-Science Reviews, 222: 103783. https://doi.org/10.1016/j.earscirev.2021.103783