Preparé una conferencia sobre egagrópilas, pequeños mamíferos, microfauna fósil y Atapuerca. Como vimos hace unos días, los pequeños mamíferos son elegantes y una de las características que los hace tan elegantes es la magnífica perfección de sus huesos diminutos que, al contemplarlo con el microscopio nos permite conocer inserciones musculares, morfologías de adaptación a distintos tipos de locomoción, tipos de dieta. Además nos permiten trabajar con grandes números por lo que su estudio nos ha permitido reconstruir el clima y el ambiente del pasado en, por ejemplo las cuevas de Atapuerca.
Los asistentes a la charla en el Luis Buñuel eran alumnos de 4º de E.S.O. de Biología-Geología y de 2º de Bachillerato de Ciencias de la Tierra del Curso 2012/2013.
Ellos han desarrollado una práctica con unas egagrópilas que conseguimos hace unos años en Burgos, no lejos de los yacimientos de Atapuerca, con la intención de comparar la biodiversidad y riqueza de micromamíferos actuales en la provincia, con los que vivieron en el pasado cerca de los famosos hombres y mujeres de Atapuerca.
Los objetivos de la práctica eran, para los alumnos, por una parte aprender a reconocer los distintos huesos de estos vertebrados tan pequeños como son los micromamíferos (ratones, musarañas, murciélagos, conejos), anfibios y reptiles, aunque estos son bastante más escasos. Por otra parte estudiar su anatomía y fijar conceptos de anatomía comparada al poder comparar huesos homólogos en distintas especies. Por otra parte clasificar las especies a partir de sus huesos y finalmente ver el grado de alteración que presentan los huesos consumidos por las rapaces que producen las egagrópilas.
Los objetivos de mi charla eran mostrar a los alumnos la enorme utilidad de estas aves para conocer la composición de las especies de pequeños mamíferos de una determinada región, si bien necesitamos una cantidad lo suficientemente amplia como para que el muestreo que hace el ave, sea significativo.
Por otra parte, como la mayoría de los yacimientos de microvertebrados fósiles están formados por la acumulación de cientos de egagrópilas; la reconstrucción paleoambiental, paleoclimática y biocronológica de los yacimientos cuaternarios depende en gran parte de la actividad de las rapaces nocturnas en el pasado. Por lo tanto es fundamental conocer cómo actúan estas aves sobre el ecosistema de pequeños vertebrados, qué sesgo introducen y cómo modifican los restos óseos que eventualmente pueden fosilizar y convertirse en los fósiles que acompañan a los de los grandes mamíferos cuaternarios y al mismo hombre.
Después de mi conferencia, los alumnos del I.E.S. me dieron una a mí una magnífica charla con el resumen de lo que habían aprendido con la disección de las egagrópilas burgalesas.
Aprendieron a diseñar y llevar a término un proyecto científico mediante la técnica de la disección de las egagrópilas. Para conocer la rapaz productora primero midieron, pesaron y estudiaron la morfología de cada egagrópila. Luego la diseccionaron con ayuda de pinzas, palillos, pinzas, y pinceles sobre bandejas de fondo blanco (las ideales son las blancas, de poliespán, de la fruta). Para hacer este trabajo utilizaron guantes y mascarillas para evitar contaminaciones.
Una vez desecha la egagrópila extrajeron cada uno de los huesos que contiene, los clasificaron anatómicamente y contaron el número de huesos del mismo elemento anatómico por cada egagrópila para saber el número de especímenes que contenía cada una. Así, en la del resumen me enseñaron el resultado final con dos cráneos aunque se veían al menos cuatro mandíbulas derechas por lo que la rapaz se había comido cuatro micromamíferos.
En la fotografía se puede ver la diferencia de conservación de los huesos extraídos de las egagrópilas, que están prácticamente enteros y bien conservados con los restos bastante fragmentarios de una muestra de los yacimientos de Atapuerca. Finalmente elaboraron una base de datos muy completa, con los huesos de micromamíferos que sacaron por cada egagrópila.
Se pueden descargar el método seguido y el resultado de la práctica de los alumnos en el pdf siguiente
Los asistentes a la charla en el Luis Buñuel eran alumnos de 4º de E.S.O. de Biología-Geología y de 2º de Bachillerato de Ciencias de la Tierra del Curso 2012/2013.
Ellos han desarrollado una práctica con unas egagrópilas que conseguimos hace unos años en Burgos, no lejos de los yacimientos de Atapuerca, con la intención de comparar la biodiversidad y riqueza de micromamíferos actuales en la provincia, con los que vivieron en el pasado cerca de los famosos hombres y mujeres de Atapuerca.
Los objetivos de la práctica eran, para los alumnos, por una parte aprender a reconocer los distintos huesos de estos vertebrados tan pequeños como son los micromamíferos (ratones, musarañas, murciélagos, conejos), anfibios y reptiles, aunque estos son bastante más escasos. Por otra parte estudiar su anatomía y fijar conceptos de anatomía comparada al poder comparar huesos homólogos en distintas especies. Por otra parte clasificar las especies a partir de sus huesos y finalmente ver el grado de alteración que presentan los huesos consumidos por las rapaces que producen las egagrópilas.
Los objetivos de mi charla eran mostrar a los alumnos la enorme utilidad de estas aves para conocer la composición de las especies de pequeños mamíferos de una determinada región, si bien necesitamos una cantidad lo suficientemente amplia como para que el muestreo que hace el ave, sea significativo.
Por otra parte, como la mayoría de los yacimientos de microvertebrados fósiles están formados por la acumulación de cientos de egagrópilas; la reconstrucción paleoambiental, paleoclimática y biocronológica de los yacimientos cuaternarios depende en gran parte de la actividad de las rapaces nocturnas en el pasado. Por lo tanto es fundamental conocer cómo actúan estas aves sobre el ecosistema de pequeños vertebrados, qué sesgo introducen y cómo modifican los restos óseos que eventualmente pueden fosilizar y convertirse en los fósiles que acompañan a los de los grandes mamíferos cuaternarios y al mismo hombre.
Después de mi conferencia, los alumnos del I.E.S. me dieron una a mí una magnífica charla con el resumen de lo que habían aprendido con la disección de las egagrópilas burgalesas.
Aprendieron a diseñar y llevar a término un proyecto científico mediante la técnica de la disección de las egagrópilas. Para conocer la rapaz productora primero midieron, pesaron y estudiaron la morfología de cada egagrópila. Luego la diseccionaron con ayuda de pinzas, palillos, pinzas, y pinceles sobre bandejas de fondo blanco (las ideales son las blancas, de poliespán, de la fruta). Para hacer este trabajo utilizaron guantes y mascarillas para evitar contaminaciones.
Una vez desecha la egagrópila extrajeron cada uno de los huesos que contiene, los clasificaron anatómicamente y contaron el número de huesos del mismo elemento anatómico por cada egagrópila para saber el número de especímenes que contenía cada una. Así, en la del resumen me enseñaron el resultado final con dos cráneos aunque se veían al menos cuatro mandíbulas derechas por lo que la rapaz se había comido cuatro micromamíferos.
En la fotografía se puede ver la diferencia de conservación de los huesos extraídos de las egagrópilas, que están prácticamente enteros y bien conservados con los restos bastante fragmentarios de una muestra de los yacimientos de Atapuerca. Finalmente elaboraron una base de datos muy completa, con los huesos de micromamíferos que sacaron por cada egagrópila.
Se pueden descargar el método seguido y el resultado de la práctica de los alumnos en el pdf siguiente
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