Desde el origen de la ingeniería los humanos se han fijado en la naturaleza como fuente de inspiración, y creado así multitud de construcciones y máquinas. Muchos diseños de aeronaves están por tanto inspirados en la naturaleza. Ingeniería y biología han trabajado de la mano para entender la naturaleza, y también para optimizar nuevas creaciones. Pero, la diversidad actual de organismos vivos en los cuales inspirarse es sólo una pequeña porción de todo lo que ha existido a lo largo de la historia de la vida. Esta diversidad representa sólo un 1% de la vida que ha habitado la tierra, y para entender el 99% restante debemos analizar el registro fósil.
Un nuevo trabajo con colaboración de Aragosaurus publicado en PNAS combina paleontología y robótica para comprender el modo de vida de un animal extinto hace 400 millones de años. La paleobiónica, nuevo término acuñado para esta disciplina científica, crea robots inspirados en el diseño paleontológico. En concreto se ha elegido a Pleurocystites, un equinodermo de Norte América cuya morfología nada tiene que ver con los equinodermos actuales. Poseía dos brazos para alimentarse y una “cola” o pedúnculo controlado por músculos en su parte posterior para desplazarse. Samuel Zamora miembro de Aragosaurus e investigador del IGME-CSIC indica que “gracias a este robot basado totalmente en la morfología de este fósil podemos entender como Pleurocystites se movía, calcular su velocidad, y también el coste energético”. Los pleurocystitidos fueron uno de los primeros linajes de equinodermos que pasaron de tener una vida fija al sustrato, a empezar a desplazarse por el suelo marino en busca de nuevos recursos. "Creemos que este trabajo inspirará a una nueva generación de paleontólogos a crear robots para entender mejor el modo de vida de animales extintos", apuntan los investigadores del trabajo.
La referencia completa del trabajo, que puede leerse en Open Access es:
Richard Desatnika, Zach J. Pattersona, Przemysław Gorzelakc, Samuel Zamora, Philip LeDuca and Carmel Majidia. Soft robotics informs how an early echinoderm moved. PNAS. DOI: doi.org/10.1073/pnas.2306580120