El “Crocodilinho” fue recuperado en la playa de Peralta (Lourinhã, Portugal) por el vecino Leandro Pereira y posteriormente donado a la colección paleontológica del Museo de Lourinhã. El fósil fue descubierto como un canto rodado proveniente de los depósitos continentales del Jurásico Superior de la Formación Lourinhã, que aflora en los hermosos acantilados de la Região Oeste, una de las regiones más ricas del mundo en hallazgos de dinosaurios y con un patrimonio de interés geológico que se remonta a hace más de 150 millones de años.
Información extra:
Los Goniopholididae son un grupo extinto de cocodrilomorfos que vivieron principalmente en Europa, Asia y Norteamérica durante el Jurásico y el Cretácico. Aunque su morfología general recuerda a la de los cocodrilos actuales, los goniofolídidos son un linaje que se separó de los aligátores, caimanes, cocodrilos y gaviales en el Jurásico, y que presentan diferencias anatómicas considerables. Una de estas diferencias está en su armadura dérmica. La armadura dérmica está formada por osteodermos que poseen principalmente 3 funciones: protección, captación de calor y estabilidad. La estabilidad se consigue mediante lo que se denomina “sistema de sostén” que consiste en el conjunto de vértebras, osteodermos y músculos que, actuando en su conjunto, dan estabilidad al esqueleto del organismo durante su locomoción. El descubrimiento de este nuevo espécimen, preservado en conexión anatómica y en 3 dimensiones, ha servido para testar hipótesis previas sobre el “sistema de sostén” en Goniopholididae el cual otorgaría al esqueleto la rigidez y estabilidad necesarias para permitir a este grupo de organismos una locomoción en tierra semejante a la de los cocodrilos actuales, aunque como contrapunto perderían flexibilidad lateral durante la natación.
Uno de los trabajos que quedarían pendientes es determinar la edad del individuo. Los Goniopholididae son cocodrilomorfos que pueden alcanzar grandes tamaños (hasta más de 5 m de longitud), sin embargo, se ha estimado que el “Crocodilinho” mediría en torno a 1 m de longitud, de ahí su apodo. Si mediante estudios paleohistológicos se determina la edad del individuo, se podría saber si pertenece a una especie enana o si en realidad es un individuo juvenil de una especie más grande. Veremos si trabajos futuros pueden resolver estas dudas, mientras tanto aquí está el enlace a la web de la revista:
https://academic.oup.com/zoolinnean/advance-article-abstract/doi/10.1093/zoolinnean/zlz102/5610606
LUGAR Portugal