El grupo de investigadores tiene el reto de reconstruir la vida y los ambientes del pasado a partir del análisis en las rocas sedimentarias y los restos fósiles de organismos. Centramos nuestros estudios en dos periodos de la historia de la Tierra: uno relativamente reciente, ocurridos en el último millón y medio de años, y otro más antiguo, incluidos dentro de los periodos Jurásico y Cretácico (desde hace 200 a 65 millones de años).
Los restos fósiles más recientes los hemos estudiado a partir de yacimientos del Pleistoceno, incluyendo aragoneses como la Cueva de los osos (Tella) o la Cueva de los Huesos (Obón), y fuera de nuestra comunidad como Atapuerca (Burgos), o el Mirón (Cantabría). Esta investigación tiene como objetivo conocer la antigüedad de los homínidos que han vivido en la Península Ibérica, y reconstruir los cambiantes paleoambientes en que vivieron. Una de las consecuencias de esta línea es la investigación sobre los cambios climáticos del último millón de años obtenidos a partir del estudio de asociaciones de roedores fósiles. Cabe destacar que nuestro equipo es pionero a nivel mundial en el desarrollo de esta línea.
Durante el Jurásico y Cretácico, la porción nororiental de la Península Ibérica estuvo ocupada por cuencas sedimentarias que incluían variados ecosistemas terrestres y marinos en constante evolución. Las rocas depositadas en los ambientes continentales de finales del Jurásico y durante diversos episodios del Cretácico incluyen yacimientos de vertebrados (en especial, dinosaurios). Nuestra investigación se lleva en Aragón, Cataluña, Valencia, Burgos, Soria (Ruta de las Icnitas), La Rioja y Asturias (Costa de los Dinosaurios). Dos han sido las líneas de trabajo, por una parte reconstruir la paleobiodiversidad de los vertebrados, lo que ha permitido describir nuevas especies de dinosaurios: Galvesaurus, Tastavinsaurus y Arenysaurus dedicadas a tres localidades aragonesas. También se han descrito varios enigmáticos mamíferos mesozoicos: Lavocatia y Pocamus. La otra línea ha sido la paleobiogeografía, lo que ha permitido descubrir relaciones entre los dinosaurios ibéricos con los de China y Patagonia. De hecho nuestro grupo lleva haciendo campañas de excavación en el norte de la Patagonia desde el año 2004. Los resultados y el progreso de la investigación sobre los vertebrados del Pleistoceno y del Mesozoico puede consultarse en la página web del grupo Aragosaurus (www.aragosaurus.com).
Tratamos también de conocer la evolución de los ecosistemas marinos que se extendieron por gran parte del territorio aragonés durante el Jurásico. Debido a las elevadas temperaturas globales (hasta 6 grados más que en la actualidad), la acumulación de hielo en los polos durante el Jurásico fue muy rara y, por ello, el nivel del mar llego a estar unos 150 m por encima del nivel actual. No obstante, en la parte media del Jurásico se produjo un enfriamiento global, que pudo implicar la acumulación de hielo sobre las masas continentales que ocupaban el polo sur. El estudio se las sucesiones rocosas expuestas al sur de Zaragoza (Ricla, Aguilón, Tosos) apoyan esta hipótesis, ya que nos han permitido determinar un descenso de unos 40-50 m del nivel del mar en relación con esta etapa de enfriamiento global que se prolongó durante unos 4 millones de años.
Existen cambios climáticos periódicos (ciclos orbitales de en torno a 100 mil años) que se tradujeron en oscilaciones del nivel del mar de hasta 5 a 10 m de amplitud durante el Jurásico. Hemos estudiado su influencia en el desarrollo de arrecifes de corales del final del Jurásico, expuestos en la Sierra de Albarracín (Jabaloyas, Terriente, Frías de Albarracín). Con objeto de entender de forma más precisa los efectos del cambio climático en estos ecosistemas marinos, hemos establecido colaboraciones con otros equipos investigadores para estudiar y comparar las plataformas marinas de la misma edad registradas en diferentes localidades (Cordillera Ibérica, Jura Suizo, Normandía, Arabia Saudí, Marruecos y Túnez).
En los párrafos precedentes hemos tratado de resumir los principales avances científicos alcanzados por nuestro grupo. Señalamos, a modo de conclusión, que los conocimientos alcanzados han contribuido a poner en valor una parte muy significativa del patrimonio natural que encierra el sector aragonés de la Cordillera Ibérica y de los Pirineos
Los restos fósiles más recientes los hemos estudiado a partir de yacimientos del Pleistoceno, incluyendo aragoneses como la Cueva de los osos (Tella) o la Cueva de los Huesos (Obón), y fuera de nuestra comunidad como Atapuerca (Burgos), o el Mirón (Cantabría). Esta investigación tiene como objetivo conocer la antigüedad de los homínidos que han vivido en la Península Ibérica, y reconstruir los cambiantes paleoambientes en que vivieron. Una de las consecuencias de esta línea es la investigación sobre los cambios climáticos del último millón de años obtenidos a partir del estudio de asociaciones de roedores fósiles. Cabe destacar que nuestro equipo es pionero a nivel mundial en el desarrollo de esta línea.
Durante el Jurásico y Cretácico, la porción nororiental de la Península Ibérica estuvo ocupada por cuencas sedimentarias que incluían variados ecosistemas terrestres y marinos en constante evolución. Las rocas depositadas en los ambientes continentales de finales del Jurásico y durante diversos episodios del Cretácico incluyen yacimientos de vertebrados (en especial, dinosaurios). Nuestra investigación se lleva en Aragón, Cataluña, Valencia, Burgos, Soria (Ruta de las Icnitas), La Rioja y Asturias (Costa de los Dinosaurios). Dos han sido las líneas de trabajo, por una parte reconstruir la paleobiodiversidad de los vertebrados, lo que ha permitido describir nuevas especies de dinosaurios: Galvesaurus, Tastavinsaurus y Arenysaurus dedicadas a tres localidades aragonesas. También se han descrito varios enigmáticos mamíferos mesozoicos: Lavocatia y Pocamus. La otra línea ha sido la paleobiogeografía, lo que ha permitido descubrir relaciones entre los dinosaurios ibéricos con los de China y Patagonia. De hecho nuestro grupo lleva haciendo campañas de excavación en el norte de la Patagonia desde el año 2004. Los resultados y el progreso de la investigación sobre los vertebrados del Pleistoceno y del Mesozoico puede consultarse en la página web del grupo Aragosaurus (www.aragosaurus.com).
Tratamos también de conocer la evolución de los ecosistemas marinos que se extendieron por gran parte del territorio aragonés durante el Jurásico. Debido a las elevadas temperaturas globales (hasta 6 grados más que en la actualidad), la acumulación de hielo en los polos durante el Jurásico fue muy rara y, por ello, el nivel del mar llego a estar unos 150 m por encima del nivel actual. No obstante, en la parte media del Jurásico se produjo un enfriamiento global, que pudo implicar la acumulación de hielo sobre las masas continentales que ocupaban el polo sur. El estudio se las sucesiones rocosas expuestas al sur de Zaragoza (Ricla, Aguilón, Tosos) apoyan esta hipótesis, ya que nos han permitido determinar un descenso de unos 40-50 m del nivel del mar en relación con esta etapa de enfriamiento global que se prolongó durante unos 4 millones de años.
Existen cambios climáticos periódicos (ciclos orbitales de en torno a 100 mil años) que se tradujeron en oscilaciones del nivel del mar de hasta 5 a 10 m de amplitud durante el Jurásico. Hemos estudiado su influencia en el desarrollo de arrecifes de corales del final del Jurásico, expuestos en la Sierra de Albarracín (Jabaloyas, Terriente, Frías de Albarracín). Con objeto de entender de forma más precisa los efectos del cambio climático en estos ecosistemas marinos, hemos establecido colaboraciones con otros equipos investigadores para estudiar y comparar las plataformas marinas de la misma edad registradas en diferentes localidades (Cordillera Ibérica, Jura Suizo, Normandía, Arabia Saudí, Marruecos y Túnez).
En los párrafos precedentes hemos tratado de resumir los principales avances científicos alcanzados por nuestro grupo. Señalamos, a modo de conclusión, que los conocimientos alcanzados han contribuido a poner en valor una parte muy significativa del patrimonio natural que encierra el sector aragonés de la Cordillera Ibérica y de los Pirineos
LUGAR Zaragoza, España
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