En su presentación nos ha contado como ha estudiado las cáscaras fósiles de 55 (48 nuevos) yacimientos del Cretácico Inferior de las Cadenas Ibéricas de una edad del Valanginiense al Barremiense inferior. Por mucho que se han buscado no se han encontrado nidos y/o huevos completos. Todos los yacimientos, excepto uno, son acumulaciones de fragmentos de cáscaras. El yacimiento de Cuesta Corrales en Galve (Teruel) es el único que presenta asociaciones de fragmentos de cáscaras que formaron parte de huevos completos.
Uno de los aspectos más interesantes es el uso de técnicas novedosas en el estudio de cáscaras de huevo, sobre todo el uso del “Orientation Contrast Imaging and Electron Backscatter Difraction (EBSD)” en cáscaras de terópodos no avianos y ornitisquios. El uso del EBSD ha permitido proponer que el crecimiento de las cáscaras de huevo de los dinosaurios esta contralado por el competitividad de los cristales de calcita durante el crecimiento. Las cáscaras de los terópodos tienen una estructura que las hace más fuertes a la rotura, sin embargo las de los ornitisquios serían más frágiles. La interpretación que le ha dado Miguel es los terópodos podrían sentarse encima de los huevos para empollarlos, sin embargo los ornitisquios serían más frágiles y serían más fáciles de romper para los embriones.
Hay muchas novedades en cuanto a la identificación de las cáscaras y a los dinosaurios a que pertenecen. Una de las más interesantes es la reconocer la estructura de la cáscara de “Macroolithus” turolensis perteneciente a Spheroolithidae y no a Elongaloolithidae como se había considerado hasta el momento. Tiene una consecuencia muy importante ya que estas cáscaras podrían pertenecer a iguanodóntidos. Este tipo de ornitópodos son los más abundantes en el Cretácico Inferior de España, sin embargo no se habían identificado sus cáscaras de huevo. Con esta nueva interpretación se soluciona la paradoja de la ausencia de cáscaras de iguanodontes.
Y mucho más que os iremos contando en próximas entregas.
Uno de los aspectos más interesantes es el uso de técnicas novedosas en el estudio de cáscaras de huevo, sobre todo el uso del “Orientation Contrast Imaging and Electron Backscatter Difraction (EBSD)” en cáscaras de terópodos no avianos y ornitisquios. El uso del EBSD ha permitido proponer que el crecimiento de las cáscaras de huevo de los dinosaurios esta contralado por el competitividad de los cristales de calcita durante el crecimiento. Las cáscaras de los terópodos tienen una estructura que las hace más fuertes a la rotura, sin embargo las de los ornitisquios serían más frágiles. La interpretación que le ha dado Miguel es los terópodos podrían sentarse encima de los huevos para empollarlos, sin embargo los ornitisquios serían más frágiles y serían más fáciles de romper para los embriones.
Hay muchas novedades en cuanto a la identificación de las cáscaras y a los dinosaurios a que pertenecen. Una de las más interesantes es la reconocer la estructura de la cáscara de “Macroolithus” turolensis perteneciente a Spheroolithidae y no a Elongaloolithidae como se había considerado hasta el momento. Tiene una consecuencia muy importante ya que estas cáscaras podrían pertenecer a iguanodóntidos. Este tipo de ornitópodos son los más abundantes en el Cretácico Inferior de España, sin embargo no se habían identificado sus cáscaras de huevo. Con esta nueva interpretación se soluciona la paradoja de la ausencia de cáscaras de iguanodontes.
Y mucho más que os iremos contando en próximas entregas.
LUGAR Zaragoza, España