Los acantilados jurásicos de Asturias son una fuente inagotable de fósiles debido a que la erosión hace aflorar constantemente nuevos afloramientos. Algo de positivo tiene que tener las fuertes tormentas que se están produciendo en la costa cantábrica. En este juego si las fósiles no fueran recogidas por el equipo del Muja terminarían destruyéndose por el oleaje.
En la foto se puede ver a José Ignacio Ruiz Omeñaca junto a la icnita de una mano de un gigantesco saurópodo del final del Jurásico. Esta impresión de la mano tiene más de un metro y pertenecería a un saurópodo de más de 30 metros de longitud. Es difícil conocer cual sería el productor de este fósil, ya que al final del Jurásico en la Península Ibérica hay varios grupos como los turiasaurios y los braquiosáuridos que pudieron alcanzar semejante tamaño. La foto aparece en la página 132 de: García-Ramos, J.C., Piñuela, L. y Lires, J. 2006. Atlas del Jurásico de Asturias. Ediciones Nobel, Oviedo, 118 pp.
También han dado a conocer el descubrimiento de una icnita de un pie de 55 cms. perteneciente a un dinosaurio estegosáurido. Las icnitas de estos cuadrúpedos son relativamente abundantes en la costa asturiana pero en este caso se trata de un tamaño poco habitual y sin describir en el registro fósil. Este gigantismo que se está encontrado en los dinosaurios asturianos es un tema fascinante de investigación. La información es escasa, pero parece que al final del Jurásico en la Península Ibérica se desarrolla una fauna de dinosaurios gigantescos y uno de los lugares claves para estudiarlos es precisamente la costa asturiana.
Estos dos singulares icnofósiles se encuentran en zonas escarpadas del acantilado por lo que su recuperación es complicada. Su gran peso impide llevarla con métodos manuales, y en algún caso será necesario la intervención de un helicóptero. ¡Sería bien chulo poderlo ver!
En la foto se puede ver a José Ignacio Ruiz Omeñaca junto a la icnita de una mano de un gigantesco saurópodo del final del Jurásico. Esta impresión de la mano tiene más de un metro y pertenecería a un saurópodo de más de 30 metros de longitud. Es difícil conocer cual sería el productor de este fósil, ya que al final del Jurásico en la Península Ibérica hay varios grupos como los turiasaurios y los braquiosáuridos que pudieron alcanzar semejante tamaño. La foto aparece en la página 132 de: García-Ramos, J.C., Piñuela, L. y Lires, J. 2006. Atlas del Jurásico de Asturias. Ediciones Nobel, Oviedo, 118 pp.
También han dado a conocer el descubrimiento de una icnita de un pie de 55 cms. perteneciente a un dinosaurio estegosáurido. Las icnitas de estos cuadrúpedos son relativamente abundantes en la costa asturiana pero en este caso se trata de un tamaño poco habitual y sin describir en el registro fósil. Este gigantismo que se está encontrado en los dinosaurios asturianos es un tema fascinante de investigación. La información es escasa, pero parece que al final del Jurásico en la Península Ibérica se desarrolla una fauna de dinosaurios gigantescos y uno de los lugares claves para estudiarlos es precisamente la costa asturiana.
Estos dos singulares icnofósiles se encuentran en zonas escarpadas del acantilado por lo que su recuperación es complicada. Su gran peso impide llevarla con métodos manuales, y en algún caso será necesario la intervención de un helicóptero. ¡Sería bien chulo poderlo ver!
LUGAR Tazones, Lastres, Asturias, España