Burgess Shale es un yacimiento del Cámbrico Superior en el que se conservan los organismos de cuerpo blando. Se trata por tanto de un yacimiento de conservación excepcional que permite investigar esta parte de las biotas sin parte mineralizadas. Estos yacimientos excepcionales son raros en el registro fósil y son especialmente interesantes en el Cámbrico. La razón es que cuando se produce la diversificación de la vida, y muchos de estos organismos carecen de partes duras. El resultado es que yacimientos como el de Burgess Shales es la única ventana que tenemos para conocer estos organismos.
Burgess Shale se conoce desde hace décadas, pero ha sido un yacimiento que hasta hace unos 20 años no se ha hecho una recogida exhaustiva de ejemplares. Los fósiles se encuentran aplastados, lo que dificulta su estudio, y es necesario poder tener un número amplio en diferentes vistas para poder reconstruir adecuadamente a estos enigmáticos organismos. Esto es lo que ha sucedido con Nectocaris, descrito en 1976 con un solo ejemplar. El nuevo trabajo publicado en Nature a partir de casi ejemplares ha permitido reconstruir con detalle a este invertebrado. Su morfología encaja con un molusco cefalópodo sin concha. Tendría unos 5-7 centímetros (incluidos los tentáculos). Lo más destacable es una estructura cónica por la que expulsaría el agua para poder desplazarse, al igual que hacen muchos cefalópodos actuales. Lo interesante de Nectocaris es que carece de concha, lo que indica que la adquisición de la concha en los cefalópodos como la que presentan los ammonoideos es una evolución posterior, y no al revés como algunos investigadores habían considerado.
Sin duda fascinante.
Burgess Shale se conoce desde hace décadas, pero ha sido un yacimiento que hasta hace unos 20 años no se ha hecho una recogida exhaustiva de ejemplares. Los fósiles se encuentran aplastados, lo que dificulta su estudio, y es necesario poder tener un número amplio en diferentes vistas para poder reconstruir adecuadamente a estos enigmáticos organismos. Esto es lo que ha sucedido con Nectocaris, descrito en 1976 con un solo ejemplar. El nuevo trabajo publicado en Nature a partir de casi ejemplares ha permitido reconstruir con detalle a este invertebrado. Su morfología encaja con un molusco cefalópodo sin concha. Tendría unos 5-7 centímetros (incluidos los tentáculos). Lo más destacable es una estructura cónica por la que expulsaría el agua para poder desplazarse, al igual que hacen muchos cefalópodos actuales. Lo interesante de Nectocaris es que carece de concha, lo que indica que la adquisición de la concha en los cefalópodos como la que presentan los ammonoideos es una evolución posterior, y no al revés como algunos investigadores habían considerado.
Sin duda fascinante.
LUGAR Canadá