La primera rana de Libros (Mioceno superior) encontrada in situ dentro de la mina

Inicio / Aragosaurus / La primera rana de Libros (Mioceno superior) encontrada in situ dentro de la mina

Por primera vez se ha recuperado in situ un ejemplar de la rana Pelophylax pueyoi Navas 1922, a unos 600 metros de la entrada principal del interior de la mina Libros II (Teruel, España).

El pueblo de Libros está situado en el sureste de la provincia aragonesa de Teruel, y es una localidad mundialmente famosa, que proporciono numerosos fósiles, con una conservación excepcional. La secuencia lacustre de Libros se depositó en la cuenca de Teruel durante el Mioceno inferior-Plioceno superior. La secuencia comprende hasta 500 m de estratos terrígenos aluviales, carbonatos lacustres y evaporitas. El depósito más profundo de la secuencia es la Unidad de Yesos de Libros (Vallesiense), de 120 m de espesor, que aflora en el Barrio de las Minas, cerca del pueblo de Libros.

Los depósitos sedimentarios de la Unidad de Yesos de Libros fueron explotados desde finales del siglo XVIII, hasta 1956, para la obtención de azufre. Las pizarras bituminosas de las minas, donde esporádicamente se encontraban restos fósiles, eran trituradas por los trabajadores y utilizadas como combustible para fundir el azufre. Aunque estos fósiles articulados llamaban la atención de muchos de los trabajadores, sobre todo de las mujeres encargadas de trocear el material, durante décadas un gran número de estos fósiles se perdieron en el fuego del horno. La ciencia no tuvo conocimiento de los fósiles de Libros hasta 1920, con una primera publicación por el sacerdote y profesor jesuita Padre Longinos Navás Ferrer (1858-1938) en la revista de divulgación Ibérica, seguido en 1922 por las descripciones formales, entre otros, de dos nuevas especies de ranas verdes, en el Boletín de la Sociedad Ibérica de Ciencias Naturales, a las que denominó “Rana pueyoi” y “Rana quellembergi” (ahora ambas incluidas dentro del género Pelophylax).

Esqueleto casi completo conservado en rocas calcáreas bituminosas de una rana fósil
Pelophylax pueyoi Navás, 1922, encontrado a 600 metros de la entrada, dentro de las
minas de Libros (Teruel) y conservada en el Museo de Historia Natural Natural de la
Universidad de Zaragoza bajo la sigla MPZ 2022/579. (Credito María Dolores Guillén
Espínola, IPHES).

Esqueleto casi completo conservado en rocas calcáreas bituminosas de una rana fósil Pelophylax pueyoi Navás, 1922, encontrado a 600 metros de la entrada, dentro de las minas de Libros (Teruel) y conservada en el Museo de Historia Natural Natural de la Universidad de Zaragoza bajo la sigla MPZ 2022/579. (Crédito María Dolores Guillén Espínola, IPHES).

Posteriormente, otros paleontólogos, como Eduardo Hernández Pacheco (1872-1965) y José Royo Gómez (1895-1961) del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, así como muchos aficionados a los fósiles visitaron las minas, y seguramente compraron algunos ejemplares a trabajadores y coleccionistas locales. El reverendo Emilio Castro, encargado durante muchos años de la enseñanza de Ciencias Naturales en el Colegio "La Salle" de Teruel, explicaba en una carta cómo le propusieron los paleontólogos catalanes José Fernández de Villalta (1923-2003) y Miquel Crusafont i Pairó (1910-1983) preparar unas 45 ranas para regalar una a cada uno de los asistentes al congreso, con motivo del III Curso de Paleontología de Sabadell en 1956, y cómo era posible entonces comprar fósiles directamente a los mineros del pueblo. Lo que acabó con las minas de Libros fueron las refinerías de petróleo, que producían azufre con más facilidad, y también probablemente el impuesto que tenían que pagar las minas al Estado para usos militares, del 30-50% de la producción. Desde el momento en que la empresa minera interrumpió la explotación del azufre, cesó la recogida regular de especímenes fósiles, ya que era necesario procesar una gran cantidad de material para encontrar alguno. Hasta la fecha, esta excepcional biota incluye un castor, aves, serpientes, anfibios, insectos, arácnidos y hojas, pero, sorprendentemente, ningún pez. En consecuencia, casi todos los fósiles de Libros que se han comercializado posteriormente proceden del intercambio y venta entre colecciones privadas, o de especímenes conservados por antiguos trabajadores de las minas y que se vendieron tras el cierre de las mismas. De todo ello se deduce que no se había encontrado ningún fósil in situ en el interior de las minas.

Durante la década de 2010, los espeleólogos del Centro de Estudios Espeleológicos Turolenses (CEET) cartografiaron el interior de las minas de Libros. Una de ellas ha sido denominada Libros II. Su entrada principal está bloqueada, por lo que el acceso se realiza a través de galerías secundarias. En la galería principal, a unos 600 metros de la entrada principal, el equipo de cartografía encontró por casualidad un objeto singular en el techo de la galería, a unos 2,5 metros de altura. En una visita posterior, el aragosaurero José Ignacio Canudo comprobó que se trataba del esqueleto de una rana fósil en una arcilla laminar muy fina. Por primera vez se había encontrado in situ un ejemplar de las famosas ranas fósiles de Libros, no extraído por los habitantes del pueblo. El articulo publicado esta semana describe detalladamente esta rana fósil.

[caption id="attachment_18941" align="aligncenter" width="680"]Fotografía tomada durante la extracción del fósil dentro de las minas de Libros Fotografía tomada durante la extracción del fósil dentro de las minas de Libros[/caption]

 

El fósil representa una rana adulta articulada casi completa expuesta en vista ventral, con preservación parcial de los tejidos blandos. La descripción sistemática de las partes esqueléticas preservadas permitió atribuir al fósil a Ranidae, y dentro de ella al género Pelophylax (las ranas verdes). Por último, algunas características discretas permiten establecer una estrecha relación con Pelophylax pueyoi, como el gran tamaño del fósil, las proporciones (más ancho) del cráneo y el contorno distal algo trapezoidal de los procesos transversos de la cuarta vertebra. Además, el espécimen se menciona como el primer fósil permitiendo la descripción detallada del carpo (huesos de la muñeca) de P. pueyoi, sugiriendo una condición similar de la morfología carpal adulta encontrada en la mayoría de las especies de neobatrachios. La presencia o ausencia de un praepollex en P. pueyoi aún sigue sin resolverse. Finalmente, cabe recalcar aquí, que si este fósil se ha atribuido de manera provisional a la especie descrita por Navas (P. pueyoi), una revisión de todo el registro mioceno de este género es necesaria para comprobar la validez de este nombre, ya que algunos batrachologos han sugerido que P. pueyoi pueda ser un sinónimo de Pelophylax meriani del Mioceno inferior de Alemania, una especie descrita por el paleontólogo y geólogo alemán Hermann von Meyer (1801-1869), en 1860.

Este estudio, así como la restauración del fósil en Tarragona, ha sido financiado por un proyecto de investigación (GAČR 21-33751S) de la Fundación checa para la Ciencia, liderado por el Dr. Tomáš Přikryl, director del Instituto de Geología de la Academia Checa de Ciencias, Praga.

La referencia completa es:

Hugues-Alexandre Blain, Tomáš Přikryl, Elena Moreno-Ribas & José Ignacio Canudo (2023): The first discovery of in situ Pelophylax pueyoi (Amphibia: Anura) from the Late Miocene of Libros Konservat-Lagerstätte (Teruel, Spain), Journal of Vertebrate Paleontology, DOI: 10.1080/02724634.2022.2162410

Hay más noticias