En la década de los 1990 se relacionó el cráter de Chicxulub con el límite Cretácico-Terciario a partir de la presencia de esférulas de impacto en la base de una arenisca compleja interpretada como un depósito formado a partir del tsunami producido por el impacto. Además se han aportado datos radiométricos que apoyan esta hipótesis. Esta arenisca es un sedimento complejo en el que se encuentra distribuidas de manera irregular las evidencias del impacto (las esférulas) y el enriquecimiento de iridio de manera distinto en diferentes secciones. Para muchos colegas entre los que se encuentran nuestros compañeros del equipo de Micropaleontología de la Universidad de Zaragoza esta complejidad es consecuencia de la génesis del depósito asociada a un fenómeno como es la formación del cráter que genero tanta energía. Además la presencia de varios niveles de impacto se ha interpretado como resultado de resedimentaciones o repeticiones tectónicas o sedimentarias.
Para otros autores, el impacto de Chicxulub no coincide con el límite Cretácico – Terciario sino que se produjo unos cien mil años antes. El estudio de Gerta Keller de la Universidad de Princeton y colaboradores aporta nuevos datos a esta discusión científica. Su punto de partida es que se necesitan secciones muy expandidas para poder diferenciar el impacto de Chicxulub con el del límite Cretácico-Terciario al estar muy cercanos temporalmente. Tras estudiar la geoquímica y la Micropaleontología de varios cortes en el norte de Méjico demuestran (según sus datos) que el impacto de Chicxulub no es el culpable de la extinción masiva del límite Cretácico-Terciario. Para estos autores, la violencia de este impacto pudo producir gigantes tsunamis y cambios medioambientales que durarían décadas. Sin embargo, apuntan que serían el vulcanismo del Deccan con el cambio climático asociado como el causante último de la extinción del límite Cretácico-Terciario.
La cita completa es: Keller, G., Adatte, T., Pardo Juez, A. & López- Oliva, J. G. 2009. New evidence concerning the age and biotic effects of the Chicxulub impact in NE Mexico. Journal of the Geological Society, London, 166, 393-411.
Para otros autores, el impacto de Chicxulub no coincide con el límite Cretácico – Terciario sino que se produjo unos cien mil años antes. El estudio de Gerta Keller de la Universidad de Princeton y colaboradores aporta nuevos datos a esta discusión científica. Su punto de partida es que se necesitan secciones muy expandidas para poder diferenciar el impacto de Chicxulub con el del límite Cretácico-Terciario al estar muy cercanos temporalmente. Tras estudiar la geoquímica y la Micropaleontología de varios cortes en el norte de Méjico demuestran (según sus datos) que el impacto de Chicxulub no es el culpable de la extinción masiva del límite Cretácico-Terciario. Para estos autores, la violencia de este impacto pudo producir gigantes tsunamis y cambios medioambientales que durarían décadas. Sin embargo, apuntan que serían el vulcanismo del Deccan con el cambio climático asociado como el causante último de la extinción del límite Cretácico-Terciario.
La cita completa es: Keller, G., Adatte, T., Pardo Juez, A. & López- Oliva, J. G. 2009. New evidence concerning the age and biotic effects of the Chicxulub impact in NE Mexico. Journal of the Geological Society, London, 166, 393-411.
LUGAR Méjico