La conexión ibero-patagónica con los dinosaurios

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La Patagonia es uno de los lugares emblemáticos de Argentina. Las imágenes de montañas, glaciares, pingüinos son las más habituales para el turista, pero hay mucho más. Los desiertos patagónicos guardan una impresionante riqueza en fósiles de dinosaurios. De norte a sur hay grandes y pequeñas localidades con museos de fósiles. Desde hace más de diez años, el grupo Aragosaurus-IUCA colabora con investigadores del Museo de Zapala liderados por Alberto Garrido y del Conicet liderados por Leonardo Salgado, excavando los huesos de estos titanes en el norte de la Patagonia argentina. Además de un trabajo fascinante, estas investigaciones se enmarcan en un proyecto titulado la conexión paleogeográfica de los dinosaurios entre la Patagonia e Iberia. Se ha escrito mucho sobre la unión de África y Sudamérica en un gran continente llamado Gondwana, pero ¿cuando fue el momento en que se separaron? La respuesta está en los dinosaurios.

El Cretácico Superior es el último periodo en el que vivieron los dinosaurios. Durante nuestras campañas en la Patagonia hemos encontrado ejemplares de dinosaurios que no tienen parientes cercanos en Europa. La explicación es sencilla, el océano Atlántico tenía el suficiente anchura para evitar el paso a animales terrestres desde hace 100 millones de años. Por tanto, debíamos buscar la conexión en rocas más antiguas, es decir las del Cretácico Inferior, entre 130 y 110 millones de años. La zona de prospección ha sido el norte de la Patagonia, en las provincias de Neuquén y Río Negro. Las rocas con fósiles de dinosaurios afloran en cientos kilómetros de desierto. Para encontrarlos es necesario recorrer amplias áreas a pie donde con un poco de suerte se puede descubrir algunos huesos, pero son extremadamente raros. Uno de esos descubrimientos son el saurópodo de Agrio del Medio

Unas pequeñas esquirlas en un vaguada fueron las primeras pistas del yacimiento. Las expectativas de encontrar algo importante eran pocas, pero tras varios días de ausencia de descubrimientos decidimos comenzar unas catas en este punto. Valió la pena el esfuerzo, una tras otra fueron apareciendo vértebras articuladas del cuello y de la cola. Lo más emocionante fue el descubrimiento de los huesos del cráneo. Los dinosaurios tenían un cráneo con los huesos poco fusionados, nada que ver con nuestro robusto cráneo. Lo más habitual es que al descomponerse las partes blandas, sus huesos se desarticulen y los encontremos aislados como sucedió en este dinosaurio. En la actualidad se están preparando los huesos en el Museo de Zapala, tardaremos unos años en poderlo estudiar en profundidad, pero se pueden adelantar algunos aspectos. Se trata de un saurópodo rebaquisáurido. Es un nombre que dirá poco a nuestros lectores, pero les voy ayudar sería un pariente del famoso Diplodocus. Además de la emoción del descubrimiento habíamos encontrado la primera prueba de la conexión ibero-patagónica en el Cretácico Inferior.

Desde hace unos años colaboramos con el Museo de Salas de las Infantes (Burgos). En sus alrededores se encuentra una de las zonas más ricas en dinosaurios del Cretácico Inferior de España. Hace un par de años participamos en la descripción de un nuevo saurópodo llamado Demandasaurus. Se trata de un rebaquisáurido como el de Argentina. Cuando se estudian los huesos de estos dos dinosaurios separados por miles y miles de kilómetros se puede ver que son muy parecidos. En realidad para reconocer esta similitud se utilizan aplicaciones informáticas, similares a las usadas para el ADN, que nos permiten agrupar los dinosaurios más cercanos en cuanto a su parentesco. Sin duda Demandasaurus es un pariente cercano del rebaquisáurido de Agrio del Medio, y por tanto hace 110 millones de años podríamos haber ido de vacaciones a la Patagonia sin necesidad usar el avión o el barco... claro está si los mamíferos humanos hubieran vivido en ese momento.

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