Al comienzo de la década de los 1990, los alemanes Erika y Helmut Simon encontraron en una zona de deshielo de un glaciar del valle Ötz los restos de Ötzi. Se trataba de un hombre momificado, perfectamente conservado en hielo durante más de 5.300 años. Fue uno de los grandes descubrimientos arqueológicos europeos del final de siglo, ya que además del cuerpo se encontraron unas calzas de piel de cabra y sombrero. Cerca de su cuerpo había un hacha de cobre y un carcaj llenó de flechas. Su cuerpo ha sido estudiado de manera exhaustivo lo que ha permitido conocer que murió de forma violenta, y que tendría 46 años y padecía artritis.

La legislación italiana establece que los descubridores de un hallazgo valioso tienen derecho a un indemnización equivalente al 25% del valor del objeto hallado. Los turistas alemanes recibieron en 1994 una recompensa simbólica de 5.200 euros, cantidad que consideraron injusta, por lo que durante estos años han estado peleando por una mayor indemnización. Su argumento es que el descubrimiento ha supuesto una autentica fuente de ingresos para la región de Bolzano (donde se encuentra Ötz) con millones de euros de ingresos turísticos. Un tribunal ha ordenado indemnizar adecuadamente con 150.000 euros a los descubridores del cuerpo.

A lo mejor, tenemos que empezar a pensar en valorar nuestros descubrimientos..., sobre todo si luego son utilizados para generar miles de euros en turismo. Aunque solo sea para tener unos medios adecuados para seguir descubriendo más dinosaurios...

LUGAR Bolzano, Italia