El resto fósil que ha permitido describir la nueva especie fue hallado en un yacimiento de la localidad de Obón (unos 100 km al norte de la ciudad de Teruel) y consiste en la parte del morro del animal. Uno de los caracteres anatómicos distintivos de este pterosaurio es su cresta ósea, una protuberancia en la parte superior del cráneo. "La función de esta cresta no está clara, pero probablemente se trate de un carácter de dimorfismo sexual como se observa en otras especies de pterosaurios relacionadas con Iberodactylus", explica Borja Holgado, investigador asociado al ICP que lidera la investigación.
Los restos de pterosaurios son muy escasos en el registro fósil. Sus huesos son frágiles y huecos para facilitar el vuelo de animales tan grandes, y esto disminuye la probabilidad de que fosilicen. El holotipo, es decir el resto fósil que ha servido para describir la nueva especie Iberodactylus andreui, está depositado en las colecciones del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza. El nombre específico hace referencia a Javier Andreu, descubridor del fósil.
berodactylus andreui era un pterosaurio de gran envergadura, se estima que con las alas extendidas medía unos cuatro metros de punta a punta, más que cualquier ave actual. Es la más grande de las tres especies que se han descrito en la Península Ibérica. Los pterosaurios fueron el primer grupo de vertebrados que desarrolló el vuelo activo. La estructura de sus alas era parecida a la de los murciélagos actuales, con una gran membrana sujetada por la extremidad anterior que les permitía propulsarse, pero con la diferencia que estaba sujetada por un dedo hipertrofiado y no por toda la mano como en los murciélagos.
El resto encontrado conserva algunos dientes que han permitido deducir su alimentación. "La premaxila presenta algunas hileras de dientes cónicos que nos indican que se alimentaba de peces", comenta Jose Ignacio Canudo, jefe del grupo Aragosaurus de la Universidad de Zaragoza. Estudios recientes de las pequeñas abrasiones que dejan los alimentos en los dientes de los pterosaurios han revelado que dentro de este grupo había especies que se alimentaban de peces, mientras que otras cazaban vertebrados terrestres o insectos.
A pesar de que a menudo erróneamente se les llama "dinosaurios voladores", los pterosaurios no son dinosaurios, aunque están emparentados con ellos. Este grupo de reptiles surgió hace unos 228 millones de años, a finales del período Triásico, y dominó los cielos de la era Mesozoica durante más de 160 millones de años, extinguiéndose junto con los dinosaurios no avianos a finales del Cretácico, hace 66 millones de años. Actualmente se conocen un centenar de especies en todo el mundo que incluyen los animales voladores más grandes de todos los tiempos. Quetzalcoatlus, por ejemplo, se calcula que tenía 11 metros de envergadura, el tamaño de un pequeño avión.
berodactylus estaría emparentado con Hamipterus tianshanensis, una especie del Noroeste de China. Ambas especies han sido incluidas en una misma nueva familia, los Hamipteridae. La investigación también se centra en la evolución y diversificación del linaje Anhangueria, que incluye no sólo los hamiptéridos, sino también otros grandes pterosaurios piscívoros con cresta como Anhanguera piscator o Tropeognathus mesembrinus. El presente trabajo concluye que el origen de este linaje se situaría en las masas de tierra que hoy constituyen Eurasia.
La investigación ha sido publicada en la revista Scientific Reports. Está liderada por Borja Holgado, investigador asociado del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) y del Museo Nacional de Río de Janeiro (Brasil) conjuntamente con investigadores del Gupo Aragosaurus-IUCA (Universidad de Zaragoza), el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza, la Universidade Federal do Espírito Santo (Brasil) y la Universidad Politécnica de Valencia. Alexander Kellner, participante en la investigación y director del Museu Nacional ha querido puntualizar que “a pesar del terrible incendio que destruyó el edificio principal de nuestra institución, el Museu Nacional vive a través de investigaciones como ésta”.
Imagen principal: Recreación en vida de distintos ejemplares de la nueva especie Iberodactylus andreui (Hugo Salais-López, Metazoa Studio)
Artículo original: Holgado, B., Pêgas, R.V., Canudo, J. I., Fortuny, J., Rodrigues, T., Company, J., Kellner, A. W. A. (2019). On a new crested pterodactyloid from the Early Cretaceous of the Iberian Peninsula and the radiation of the clade Anhangueria. Scientific Reports. DOI: 10.1038/s41598-019-41280-4
Los restos de pterosaurios son muy escasos en el registro fósil. Sus huesos son frágiles y huecos para facilitar el vuelo de animales tan grandes, y esto disminuye la probabilidad de que fosilicen. El holotipo, es decir el resto fósil que ha servido para describir la nueva especie Iberodactylus andreui, está depositado en las colecciones del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza. El nombre específico hace referencia a Javier Andreu, descubridor del fósil.
berodactylus andreui era un pterosaurio de gran envergadura, se estima que con las alas extendidas medía unos cuatro metros de punta a punta, más que cualquier ave actual. Es la más grande de las tres especies que se han descrito en la Península Ibérica. Los pterosaurios fueron el primer grupo de vertebrados que desarrolló el vuelo activo. La estructura de sus alas era parecida a la de los murciélagos actuales, con una gran membrana sujetada por la extremidad anterior que les permitía propulsarse, pero con la diferencia que estaba sujetada por un dedo hipertrofiado y no por toda la mano como en los murciélagos.
El resto encontrado conserva algunos dientes que han permitido deducir su alimentación. "La premaxila presenta algunas hileras de dientes cónicos que nos indican que se alimentaba de peces", comenta Jose Ignacio Canudo, jefe del grupo Aragosaurus de la Universidad de Zaragoza. Estudios recientes de las pequeñas abrasiones que dejan los alimentos en los dientes de los pterosaurios han revelado que dentro de este grupo había especies que se alimentaban de peces, mientras que otras cazaban vertebrados terrestres o insectos.
A pesar de que a menudo erróneamente se les llama "dinosaurios voladores", los pterosaurios no son dinosaurios, aunque están emparentados con ellos. Este grupo de reptiles surgió hace unos 228 millones de años, a finales del período Triásico, y dominó los cielos de la era Mesozoica durante más de 160 millones de años, extinguiéndose junto con los dinosaurios no avianos a finales del Cretácico, hace 66 millones de años. Actualmente se conocen un centenar de especies en todo el mundo que incluyen los animales voladores más grandes de todos los tiempos. Quetzalcoatlus, por ejemplo, se calcula que tenía 11 metros de envergadura, el tamaño de un pequeño avión.
berodactylus estaría emparentado con Hamipterus tianshanensis, una especie del Noroeste de China. Ambas especies han sido incluidas en una misma nueva familia, los Hamipteridae. La investigación también se centra en la evolución y diversificación del linaje Anhangueria, que incluye no sólo los hamiptéridos, sino también otros grandes pterosaurios piscívoros con cresta como Anhanguera piscator o Tropeognathus mesembrinus. El presente trabajo concluye que el origen de este linaje se situaría en las masas de tierra que hoy constituyen Eurasia.
La investigación ha sido publicada en la revista Scientific Reports. Está liderada por Borja Holgado, investigador asociado del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) y del Museo Nacional de Río de Janeiro (Brasil) conjuntamente con investigadores del Gupo Aragosaurus-IUCA (Universidad de Zaragoza), el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza, la Universidade Federal do Espírito Santo (Brasil) y la Universidad Politécnica de Valencia. Alexander Kellner, participante en la investigación y director del Museu Nacional ha querido puntualizar que “a pesar del terrible incendio que destruyó el edificio principal de nuestra institución, el Museu Nacional vive a través de investigaciones como ésta”.
Imagen principal: Recreación en vida de distintos ejemplares de la nueva especie Iberodactylus andreui (Hugo Salais-López, Metazoa Studio)
Artículo original: Holgado, B., Pêgas, R.V., Canudo, J. I., Fortuny, J., Rodrigues, T., Company, J., Kellner, A. W. A. (2019). On a new crested pterodactyloid from the Early Cretaceous of the Iberian Peninsula and the radiation of the clade Anhangueria. Scientific Reports. DOI: 10.1038/s41598-019-41280-4
LUGAR Obón, Teruel