Hemos encontrado las primeras icnitas del Pérmico de Aragón en el Macizo del Anayet

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Icnitas de tetrápodos localizadas recientemente en el macizo del Anayet, dejadas probablemente por reptiles primitivos. Foto Manuel Pérez Pueyo

El Anayet es uno de nuestros picos más emblemáticos y queridos del Pirineo. Con su altitud de 2.545 metros, nos entrega una de las vistas más hermosas de nuestras montañas, con la Canal Roya a sus pies y el Midi d’Ossau saludándonos desde Francia. Pero además de estas vistas privilegiadas, nuestro querido Anayet esconde otros tesoros, algunos de hace millones de años.

El Anayet y los picos a su alrededor están formados por rocas mucho más antiguas que los dinosaurios. Y es que esta montaña es un antiguo pitón volcánico del Pérmico, de hace 275 millones de años. Este volcán se encuentra asociado a una serie de depósitos continentales fluviales que son muy llamativos en el paisaje por su color rojizo, formadas por niveles de conglomerados con un tamaño de grano considerable, areniscas, limos y lutitas. Todas estas rocas nos están contando sobre un momento de la historia de la península ibérica, el Pérmico inferior, en el que los Pirineos no se habían formado todavía, y esta zona estaba surcada por ríos y algunos lagos efímeros, entre los que en ocasiones erupcionaban volcanes.

Pues bien, recientemente, en estos depósitos continentales del Macizo del Anayet, se han descubierto la primeras huellas fósiles de vertebrados (icnitas) del Pérmico en Aragón.  El hallazgo fue realizado este verano por parte de miembros del grupo Aragosaurus-IUCA de la Universidad de Zaragoza (Manuel Pérez Pueyo) y del Institut Català de Paleontologia (Chabier de Jaime Sobero) dentro del término municipal de Sallent de Gallego. Estos fósiles suponen el primer registro de vertebrados en un piso geológico poco explorado en nuestra comunidad autónoma. Además, se han encontrado fósiles de plantas asociadas a estas huellas de vertebrados.

El Pérmico es uno de esos grandes desconocidos dentro en la escala de los tiempos geológicos. Siendo el último de los periodos del Paleozoico, este periodo es sobre todo conocido por la extinción del final del Pérmico, tradicionalmente conocida como la  Gran Mortandad, ya que supuso la mayor extinción en masa de la vida en la Tierra hasta la fecha. Y no es para menos, ya que se estima que al final del Pérmico, desaparecieron el 81% de las especies marinas y el 70% de las especies terrestres, unas tasas mayores que la extinción que sucedió al final del Cretácico y que acabó con los dinosaurios no avianos. Sin embargo, nuestra visión de la biodiversidad de vertebrados terrestres a lo largo del Pérmico es bastante restringida, existiendo grandes lagunas de conocimiento tanto geográficas como paleontológicas.

En España, el conocimiento de estas comunidades faunísticas es todavía reducido, debido al poco registro geológico y el bajo potencial fosilífero de los depósitos ibéricos. Aunque aún tiene que ser llevado a cabo un análisis en profundidad, este hallazgo muestra la presencia de al menos dos tipos diferentes de huellas de pequeño tamaño y trazas de natación de tetrápodos, sugiriendo la presencia de una fauna tetrápoda posiblemente compuesta por reptiles basales y anfibios de pequeño tamaño. Estas pequeñas huellas están acompañadas de abundantes impresiones vegetales, algunas con forma ramificada y otras troncales. En conjunto es un hallazgo especialmente interesante, ya que, por primera vez, conocemos cómo eran las faunas que vivieron en el Pérmico en la Comunidad Autónoma de Aragón. Además, estas faunas pueden compararse con las previamente descritas en la Península Ibérica (especialmente en Cataluña y Cantabria) y en las Islas Baleares (Mallorca y Menorca), aportando nueva información sobre la composición de los ecosistemas terrestres del suroeste europeo durante el Pérmico.

Este descubrimiento enriquece aún más el abundante patrimonio paleontológico de Aragón y abre la puerta a más descubrimientos en el futuro. Una vez más, el Pirineo nos enseña sus secretos poco a poco, mostrando la inmensa riqueza científica y patrimonial que atesora; cuidarlo y estudiarlo es un compromiso que debemos adquirir con nuestras montañas. Este es sólo el primer paso de la investigación a realizar, y que seguro que deparará muchas sorpresas sobre las faunas del Pérmico aragonés…

Impresión de una rama con hojas de una planta localizada en el macizo del Anayet. Foto Manuel Pérez Pueyo

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