A veces, la prehistoria y la paleontología son ciencias peligrosas. El patrimonio natural en muchas ocasiones se encuentra en lugares donde la vida humana es muy barata. Cualquiera de los que nos movemos por países donde las guerras nunca se acaban, sabemos o estamos obligados a saber que debemos tener cuidado, pues el hecho de ser extranjeros nos convierte en blancos fáciles. Normalmente no pasa nada o, si pasa, no acostumbra a ser grave, pero en esta ocasión, el motivo que me mueve a escribir estas líneas es para narrar la muerte, el pasado 20 de Mayo, por un atentado terrorista en Addis Abeba contra el microbús en el que viajaba de retorno a su casa desde la Universidad, de un paleontólogo y conservacionista, uno de los principales especialistas en elefantes del mundo, el Profesor Hezi Shoshani.
Hezi era de uno de esos amantes de la Ciencia con mayúsculas y discreto como nadie. Nacido en Israel, era persona de curiosidad ilimitada, que cursó sus estudios de Biología en Estados Unidos y se hizo amante de los elefantes, haciendo investigaciones sobre ellos desde todas las perspectivas imaginables. Durante la última década, pasó gran parte de su tiempo en Eritrea, trabajando en la Universidad de Asmara, estudiando las faunas autóctonas y especialmente la pequeña población de elefantes que todavía existen en este país. Fue allí donde trabamos una buena amistad durante mis visitas al Museo Nacional de Eritrea, conjuntamente con el paleontólogo italiano Lorenzo Rook, para estudiar las colecciones fósiles del yacimiento paleoantropológico de Buia. Investigaciones en las que él participó con nosotros, colaborando en diversos aspectos sistemáticos y paleoecológicos.
La situación en Eritrea fue deteriorándose bastante durante los últimos tiempos y Hezi no pudo continuar desarrollando sus estudios en este país, por lo que se trasladó a Etiopía para trabajar en la Universidad de Addis Abeba hace ahora un año y medio. Desgraciadamente allí ha encontrado la muerte. Sólo desear que este sacrificio no haya sido en balde y que su trabajo contribuya a la conservación y mejor conocimiento de la fauna salvaje africana y especialmente de los elefantes.
Hezi era de uno de esos amantes de la Ciencia con mayúsculas y discreto como nadie. Nacido en Israel, era persona de curiosidad ilimitada, que cursó sus estudios de Biología en Estados Unidos y se hizo amante de los elefantes, haciendo investigaciones sobre ellos desde todas las perspectivas imaginables. Durante la última década, pasó gran parte de su tiempo en Eritrea, trabajando en la Universidad de Asmara, estudiando las faunas autóctonas y especialmente la pequeña población de elefantes que todavía existen en este país. Fue allí donde trabamos una buena amistad durante mis visitas al Museo Nacional de Eritrea, conjuntamente con el paleontólogo italiano Lorenzo Rook, para estudiar las colecciones fósiles del yacimiento paleoantropológico de Buia. Investigaciones en las que él participó con nosotros, colaborando en diversos aspectos sistemáticos y paleoecológicos.
La situación en Eritrea fue deteriorándose bastante durante los últimos tiempos y Hezi no pudo continuar desarrollando sus estudios en este país, por lo que se trasladó a Etiopía para trabajar en la Universidad de Addis Abeba hace ahora un año y medio. Desgraciadamente allí ha encontrado la muerte. Sólo desear que este sacrificio no haya sido en balde y que su trabajo contribuya a la conservación y mejor conocimiento de la fauna salvaje africana y especialmente de los elefantes.
LUGAR Addis Abeba, Etiopia