Gibert destacaba por su gran vigor y su gran entusiasmo en la defensa de su descubrimiento más mediático "El Hombre de Orce" , que ha marcado la última parte de su vida. Nació en (Tarragona, España), era doctor en Ciencias Geológicas, catedrático de Ciencias Naturales de los institutos de Montcada y Egara y, desde 1983, investigador del Institut Miquel Crusafont de Sabadell donde desarrollo la mayor parte de su investigación. Su tesis doctoral trató sobre los mamíferos insectívoros del final del Mioceno en Cataluña. También se atrevió con los mamíferos del Mesozoico, con el estudio de los multituberculados del Cretácico Inferior de Galve (Teruel).
Sin duda lo que le marco, fue el descubrimiento en la década de los 1980 de un fragmento craneal en el yacimiento de Venta Micena (Orce, Granada) que defendió con vehemencia como perteneciente a un homínido. Lo significativo del hallazgo es que los sedimentos que lo portaban tenían más de 1.500.000 años lo que significaba que la presencia humana en Europa era muy anterior a lo que se consideraba en ese momento, poco más de 500.000 años.
Para una parte de sus colegas científicos, este fragmento que se denominó "El hombre de Orce" no pertenecía a un humano, pero esto en la actualidad es irrelevante. La hipótesis de Gibert de la presencia humana en niveles tan antiguos era correcta como indica el reciente descubrimiento en Atapuerca de un diente de un homínido de más de un millón de años. Por lo que desde Aragosaurus preferimos recordarlo con su gran entusiasmo, y su gran capacidad de trabajo ha permitido plantear hipótesis novedosas sobre la presencia humana en Europa.
Un recuerdo para toda su familia y todos los compañeros del Institut Miquel Crusafont
Sin duda lo que le marco, fue el descubrimiento en la década de los 1980 de un fragmento craneal en el yacimiento de Venta Micena (Orce, Granada) que defendió con vehemencia como perteneciente a un homínido. Lo significativo del hallazgo es que los sedimentos que lo portaban tenían más de 1.500.000 años lo que significaba que la presencia humana en Europa era muy anterior a lo que se consideraba en ese momento, poco más de 500.000 años.
Para una parte de sus colegas científicos, este fragmento que se denominó "El hombre de Orce" no pertenecía a un humano, pero esto en la actualidad es irrelevante. La hipótesis de Gibert de la presencia humana en niveles tan antiguos era correcta como indica el reciente descubrimiento en Atapuerca de un diente de un homínido de más de un millón de años. Por lo que desde Aragosaurus preferimos recordarlo con su gran entusiasmo, y su gran capacidad de trabajo ha permitido plantear hipótesis novedosas sobre la presencia humana en Europa.
Un recuerdo para toda su familia y todos los compañeros del Institut Miquel Crusafont
LUGAR Orce, Granada