El curso, al que asisten estudiantes de doctorado de muy diversas disciplinas, entre ellas paleontólogos, arqueólogos e ingenieros de materiales, se centra principalmente en una técnica denominada difracción de electrones retrodispersados (EBSD, por sus siglas en inglés, Electron Backscatter Diffraction). Esta técnica fue desarrollada hace unos 20 años pero en la última década está alcanzando una gran relevancia debido a la reducción de costes y la simplificación de las rutinas de trabajo. El principio es sencillo, cuando una muestra es excitada por un haz de electrones, emite diferentes señales que pueden ser recogidas con los detectores adecuados (electrones secundarios, rayos x, luz…). Además de todas estas señales, algunos de los electrones del propio haz “rebotan” y vuelven a salir de la muestra. Estos son los electrones retrodispersados, que desde hace décadas se han utilizado para analizar la composición química de las muestras mediante la EDS (espectroscopia de difracción de electrones). Sin embargo, en la EDS sólo se analizan los electrones que “rebotan” de forma perpendicular o casi perpendicular a la muestra. Cuando se utiliza un detector que sea capaz de recoger los electrones que “rebotan” en ángulos menores, la información composicional se reduce, y lo que se obtiene es información sobre la cristalografía de la muestra, permitiendo identificar minerales y fases de crecimiento y de deformación de los cristales.
El estudio de las cáscaras de huevo de amniotas es, fundamentalmente, un estudio de la estructura de un tejido orgánico carbonatado (la propia cáscara) a diferentes escalas. Así pues, conocer la cristalografía de la cáscara es fundamental para poder comprender los procesos de formación de la misma y las posibles relaciones filogenéticas entre las cáscaras de diferentes vertebrados. De momento os adelantamos que los resultados preliminares son muy prometedores así que, ¡Ánimo Miguel!
El estudio de las cáscaras de huevo de amniotas es, fundamentalmente, un estudio de la estructura de un tejido orgánico carbonatado (la propia cáscara) a diferentes escalas. Así pues, conocer la cristalografía de la cáscara es fundamental para poder comprender los procesos de formación de la misma y las posibles relaciones filogenéticas entre las cáscaras de diferentes vertebrados. De momento os adelantamos que los resultados preliminares son muy prometedores así que, ¡Ánimo Miguel!
LUGAR Liverpool, Reino Unido