Desde la Edad Media el cuerno de unicornio era utilizado como remedio sudorífico, antiepiléptico y en especial como alexifármaco, encontrándose en las farmacias tanto en polvos como en rasuras. Se aseguraba que quien bebía en una copa hecha con un diente de unicornio se curaría de la epilepsia y de los problemas estomacales. Además protegía de la fiebre, la peste, el cólico, la rabia, curaba la melancolía, y proporcionaba vigor y fuerza a los amantes. En Europa se siguió utilizando en las farmacias hasta el siglo XIX como antídoto contra los envenenamientos y picaduras de animales venenosos a los que repelería y mataría. Incluso como su precio debió ser exorbitante y escaseaba, fue frecuente utilizar como remedio sólo el agua en que la que había sido sumergido el cuerno de unicornio.
Lo más probable es que desde un principio fueran atribuidos al unicornio tanto restos de vertebrados actuales como fósiles. A medida que se fue conociendo el Narval cazado en el ártico por los esquimales, y se esquilmaban las canteras donde se encontraban las reliquias fósiles (en Europa hay aún lugares excavados que conservan el topónimo de cueva o gruta del unicornio), también se iría extendiendo el uso, en la farmacopea, del largo incisivo de marfil retorcido que presentan los machos de este animal marino. Así, como comenta Paré (1580) en el siglo XVI los restos fósiles eran conocidos en las farmacias como unicornu verum, mientras que los del Narval marino como unicornu falsum.
Lo más probable es que desde un principio fueran atribuidos al unicornio tanto restos de vertebrados actuales como fósiles. A medida que se fue conociendo el Narval cazado en el ártico por los esquimales, y se esquilmaban las canteras donde se encontraban las reliquias fósiles (en Europa hay aún lugares excavados que conservan el topónimo de cueva o gruta del unicornio), también se iría extendiendo el uso, en la farmacopea, del largo incisivo de marfil retorcido que presentan los machos de este animal marino. Así, como comenta Paré (1580) en el siglo XVI los restos fósiles eran conocidos en las farmacias como unicornu verum, mientras que los del Narval marino como unicornu falsum.
LUGAR Prato, Italia