La imagen está tomada con microscopio electrónico, de ahí que no se aprecien colores, solo tonos grises. Se trata de un cráneo fósil, y lo que se ve es el maxilar desde abajo, con sus filas de dientes a izquierda y derecha. Perteneció a una musaraña ya extinguida, Dolinasorex. En primer plano se observa la cavidad nasal, y a continuación los dos incisivos de gran tamaño.
Dolinasorex glyphodon fue una musaraña venenosa gigante ahora extinta (gigante para ser una musaraña, claro, no os imaginéis un monstruo). Sus fósiles se han encontrado en el yacimiento de la Gran Dolina, en Atapuerca (Burgos), y fueron descubiertos por paleontólogos de la Universidad de Zaragoza.
Las musarañas son unos mamíferos de pequeño tamaño. Aunque su aspecto es el de un ratón con la nariz alargada, no son roedores (de hecho, están bastante alejados de este grupo, evolutivamente hablando). Son parientes mucho más cercanos de los erizos y los topos. Los dientes de las musarañas son puntiagudos, con cúspides afiladas. Algunas especies tienen los dientes rojizos en las puntas, debido a los óxidos de hierro que contiene su esmalte. Y algunas son, además, venenosas. Son animales muy voraces (con una tasa metabólica inusualmente alta): ¡algunos ejemplares en cautividad llegan a comer de 1/2 a 2 veces su propio peso corporal al día!
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