El artículo da a conocer una importante colección de hasta diecisiete cráneos en diferentes estados de conservación que se publican veintiún años después de que en 1993 se presentaran en la revista Nature (equivalente británico de Science) los tres primeros cráneos encontrados en este yacimiento. En el tiempo transcurrido desde entonces los investigadores han trabajado en el yacimiento, identificando fragmentos craneales, a veces muy pequeños, para recomponer los cráneos, en un trabajo que todavía no ha concluido. Se estima que el número de individuos de la Sima de los Huesos se acerca a la treintena conservando los esqueletos completos, aunque los huesos se encuentran en muchos casos rotos y mezclados.
Durante estos años también se ha trabajado en un mejor conocimiento de la geología del yacimiento, fundamental para entender cómo se produjo la acumulación de tantos cadáveres y para su datación. Aplicando una batería de nuevas técnicas puestas a prueba en otros yacimientos de Atapuerca, y contrastando con los resultados de la bioestratigrafía, se estima una edad en torno a los 430.000 años para los fósiles.
Ningún yacimiento conocido ha proporcionado tantos cráneos de una especie humana extinguida. Todos los individuos de la Sima de los Huesos pertenecen a una misma población biológica, lo que permite estudiar su variación individual, las diferencias sexuales, el patrón de desarrollo, etc. Desde finales de los años ochenta el equipo de investigación sostiene que la población de la Sima está relacionada con los neandertales. Ahora sabemos que el origen de todo el grupo tiene al menos 430.000 años. Los fósiles de la Sima son los humanos más antiguos conocidos con caracteres neandertales.
Una cuestión muy debatida es la de cómo se fue construyendo el cráneo neandertal a lo largo de la evolución. El estudio de la Sima confirma la teoría, ya avanzada por otros autores, de que el patrón evolutivo es de tipo “modular” o “en mosaico”. Los primeros cambios se produjeron en los dientes y en la cara, lo que parece indicar que se trató de una especialización masticatoria. En la rueda de prensa internacional que tuvo lugar ayer, se destaco la posición del cóndilo articular de la mandíbula (lo que articula la mandíbula con el cráneo y nos permite abrir y cerrar la boca), bajo, un carácter único. Añadir que la articulación baja es propia de los mamíferos carnívoros, mientras que la articulación alta lo es de los herbívoros. Otras partes del cráneo, como la caja craneal o neurocráneo y el encéfalo que contiene, se modificaron más tarde.
La uniformidad de la población de la Sima contrasta con la variación que se encuentra cuando se comparan con otros fósiles europeos del Pleistoceno medio, periodo que va desde hace 780.000 años hasta hace 130.000 años. Algunas diferencias pueden deberse al tiempo que separa los yacimientos, pero otras parecen tener más que ver con diferencias regionales. Incluso es posible que convivieran poblaciones con rasgos neandertales más o menos marcados junto con otras que presentan un aspecto arcaico. Es probable que hubiera reemplazamientos de unas poblaciones por otras y también intercambios genéticos, como se ha apuntado al respecto del genoma mitocondrial recuperado hace poco en uno de los fósiles de la Sima, y que no es del tipo neandertal. Los autores del trabajo se decantan por un modelo de evolución complejo, de diversificación o cladogenético, antes que por uno lineal o anagenético, más simple.
El equipo de trabajo, además de la Universidad de Zaragoza, está formado por Investigadores del Centro Mixto de Evolución y Comportamiento Humanos (formado por la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Salud Carlos III), de las universidades de Alcalá, País Vasco, Burgos, Rovira i Virgili de Tarragona, Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos, Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (Tarragona), University of Adelaide (Australia), Binghamton University (SUNY, USA), National Taiwan University, Berkeley Geochronology Center (USA), U.S. Geological Survey, y Muséum National d'Histoire Naturelle (Paris).
Durante estos años también se ha trabajado en un mejor conocimiento de la geología del yacimiento, fundamental para entender cómo se produjo la acumulación de tantos cadáveres y para su datación. Aplicando una batería de nuevas técnicas puestas a prueba en otros yacimientos de Atapuerca, y contrastando con los resultados de la bioestratigrafía, se estima una edad en torno a los 430.000 años para los fósiles.
Ningún yacimiento conocido ha proporcionado tantos cráneos de una especie humana extinguida. Todos los individuos de la Sima de los Huesos pertenecen a una misma población biológica, lo que permite estudiar su variación individual, las diferencias sexuales, el patrón de desarrollo, etc. Desde finales de los años ochenta el equipo de investigación sostiene que la población de la Sima está relacionada con los neandertales. Ahora sabemos que el origen de todo el grupo tiene al menos 430.000 años. Los fósiles de la Sima son los humanos más antiguos conocidos con caracteres neandertales.
Una cuestión muy debatida es la de cómo se fue construyendo el cráneo neandertal a lo largo de la evolución. El estudio de la Sima confirma la teoría, ya avanzada por otros autores, de que el patrón evolutivo es de tipo “modular” o “en mosaico”. Los primeros cambios se produjeron en los dientes y en la cara, lo que parece indicar que se trató de una especialización masticatoria. En la rueda de prensa internacional que tuvo lugar ayer, se destaco la posición del cóndilo articular de la mandíbula (lo que articula la mandíbula con el cráneo y nos permite abrir y cerrar la boca), bajo, un carácter único. Añadir que la articulación baja es propia de los mamíferos carnívoros, mientras que la articulación alta lo es de los herbívoros. Otras partes del cráneo, como la caja craneal o neurocráneo y el encéfalo que contiene, se modificaron más tarde.
La uniformidad de la población de la Sima contrasta con la variación que se encuentra cuando se comparan con otros fósiles europeos del Pleistoceno medio, periodo que va desde hace 780.000 años hasta hace 130.000 años. Algunas diferencias pueden deberse al tiempo que separa los yacimientos, pero otras parecen tener más que ver con diferencias regionales. Incluso es posible que convivieran poblaciones con rasgos neandertales más o menos marcados junto con otras que presentan un aspecto arcaico. Es probable que hubiera reemplazamientos de unas poblaciones por otras y también intercambios genéticos, como se ha apuntado al respecto del genoma mitocondrial recuperado hace poco en uno de los fósiles de la Sima, y que no es del tipo neandertal. Los autores del trabajo se decantan por un modelo de evolución complejo, de diversificación o cladogenético, antes que por uno lineal o anagenético, más simple.
El equipo de trabajo, además de la Universidad de Zaragoza, está formado por Investigadores del Centro Mixto de Evolución y Comportamiento Humanos (formado por la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Salud Carlos III), de las universidades de Alcalá, País Vasco, Burgos, Rovira i Virgili de Tarragona, Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos, Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (Tarragona), University of Adelaide (Australia), Binghamton University (SUNY, USA), National Taiwan University, Berkeley Geochronology Center (USA), U.S. Geological Survey, y Muséum National d'Histoire Naturelle (Paris).
LUGAR Burgos, España