Fragmento de azabache del Cretácico inferior de Teruel. Foto Talín Arbas
En el proyecto de recuperación de la memoria olvidada de las minas de Aragón hay un tema bien interesante y desconocido como es el azabache de Montalbán. La mayor parte de la información la hemos obtenido de una publicación de José Luis Ona. Es una magnífica excusa para contar un poco sobre este mineraloide, que no es roca, ni mineral.
El azabache es una variedad de carbón con unas características singulares. Es compacto, brillante con una rotura concoidea y muy frágil. Se forma a partir de la transformación de troncos fósiles alterados por la presión y la temperatura. Posiblemente el azabache más conocido mundialmente es el de Asturias donde se encontró cuentas de collares de este material en niveles arqueológicos de hace más de 10.000 años. El azabache de Asturias se recupera en rocas del Jurásico que aflora en la llamada Costa de dinosaurios, famosa por sus yacimientos de pisadas de dinosaurios. En estos mismos niveles geológicos es donde se encuentran los troncos fósiles transformados en azabache. El azabache asturiano se ha usado y se usa en joyería para fabricar pequeñas piezas talladas y pulidas. La costa jurásica asturiana ha sido la principal fuente de azabache de España durante siglos, además no hay que olvidar que las piezas fabricadas este material se las ha considerado como magníficos amuletos. Especialmente lo conocían los peregrinos del camino de Santiago, muchos de ellos tenían su pequeña talla de azabache entre sus pocas pertenencias.
Azabache también se encuentra en Aragón, en concreto en la cuenca carbonífera de Teruel. En este caso el azabache, como el de la fotografía, se encuentra en rocas del Cretácico inferior de hace 110 millones de años en muchas localidades turolenses. Un lugar que tuvo especialmente importancia en la extracción y comercialización del azabache fue Montalbán. José Luis Ona nos cuenta algunas de sus historias.
Juan Baustita Labaña en 1611 apunta la presencia de minas de azabache en Montalbán y Utrillas, pero no es el único autor que divulgo la presencia y la calidad de este azabache en el siglo XVII. Diversos autores apuntan la fineza de este azabache que era trabajado en Montalbán. Ona apunta diferentes documentos que demuestra presencia de azabacheros desde el siglo XVI, es decir se procesaba en la misma localidad lo que suponía una prospera industria. El ayuntamiento de Montalbán arrendada en subasta pública la extracción del azabache.
La extracción de azabache provocaba conflictos. Transcribimos uno de ellos que cuenta Ona en su artículo “El 6 de abril de 1758, por auto definitivo, se proveyó que las minas del Barranco Malo pertenecían a la villa de Montalbán, como todas las demás de su término y jurisdicción 23. Pero los mineros de Palomar seguían sacando azabache sin autorización, tanto en el Barranco Malo como en otras partidas, y el ayuntamiento de Montalbán enviaba a sus guardas con orden de apenar a los infractores. Los mineros, en estas circunstancias, desarrollaron estrategias de vigilancia y ocultación, cuando
no acudían a las amenazas”. El conflicto del azabache fue creciendo cuando en 1760 diversos particulares de Escucha, Palomar y Utrillas reclamaron la propiedad de las minas que se encontraban en sus localidades. En general, la extracción era iniciativa de los mineros, que hacían prospecciones en los lugares que pensaban adecuados. Si eran terrenos privados pactaban con el agricultor dueño de la tierra una compensación en el caso de encontrar azabache explotable. El conflicto acabo en 1770 cuando el fiscal apuntó que no se había presentado licencia real, ni se había justificado los pretendidos derechos de Montalbán sobre el azabache de todas las localidades limítrofes. A pesar de las alegaciones del Ayuntamiento de Montalbán, el 19 de diciembre de 1780 se declaró haber lugar las pretensiones de los dueños particulares.
El lignito donde se encuentra el azabache no era explotado por su baja calidad hasta ese momento. A final siglo XVIII se produjo una crisis de abastecimiento de carbón vegetal en Zaragoza y se empezó a explotar los lignitos para la producción de energía. Por tanto, el azabache paso a segundo término ante el empuje de la producción de lignito. Hay datos que apuntan que el azabache se siguió extrayendo como son los anuncios en prensa con ofertas de azabache turolense a mitad del siglo XIX. Así 100 kilos el de 1 clase se vendían por 40 pesetas, disminuyendo el precio según la calidad. El azabache era recogido por particulares, así como por las mismas empresas mineras como Minas y Ferrocarriles de Utrillas que lo exportaba al mercado gallego. El principio del siglo XX significo el final de la explotación del azabache de Montalbán y Utrillas.
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