Los huevos se encontraron en 1976 en Sudáfrica, pero ha sido en los últimos años que un equipo dirigido por el profesor Robert Reisz de la Universidad de Toronto ha realizado la preparación del interior de los huevos descubriendo los embriones. Massospondylus se trata de un prosauropodo, un lejano pariente de los gigantescos saurópodos. La conservación de los embriones es perfecta, lo que permite reconstruir hasta el último detalle de sus diminutos esqueletos. Los huesos están bien osificados, lo que indica que los embriones estaban muy cerca de eclosionar cuando murieron en el interior del huevo.
El aspecto de estos embriones es muy diferente del de los individulos adultos de la misma especie. Los embriones miden unos 20 centímetros de longitud, tienen grandes y desproporcionadas cabezas, además de largas extremidades anteriores que sugiere un desplazamiento cuadrúpedo. Los adultos, por el contrario, tienen cabezas relativamente pequeñas y cuellos largos, y es más probable que fueran bípedos. Esta morfología sugiere que cuando los dinosaurios maduraban, su cuello y sus extremidades traseras crecían mucho más rápido que su cabeza y sus patas delanteras. Debido a su fragilidad y a que aún no les han salido los dientes, los investigadores creen que las crías de estos dinosaurios necesitaban cuidados maternos durante algún tiempo, lo que supone el registro más antiguo de cuidados parentales.
Más información en ABC Ciencia y en el blog de Godzillin
El aspecto de estos embriones es muy diferente del de los individulos adultos de la misma especie. Los embriones miden unos 20 centímetros de longitud, tienen grandes y desproporcionadas cabezas, además de largas extremidades anteriores que sugiere un desplazamiento cuadrúpedo. Los adultos, por el contrario, tienen cabezas relativamente pequeñas y cuellos largos, y es más probable que fueran bípedos. Esta morfología sugiere que cuando los dinosaurios maduraban, su cuello y sus extremidades traseras crecían mucho más rápido que su cabeza y sus patas delanteras. Debido a su fragilidad y a que aún no les han salido los dientes, los investigadores creen que las crías de estos dinosaurios necesitaban cuidados maternos durante algún tiempo, lo que supone el registro más antiguo de cuidados parentales.
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