La referencia del trabajo es: Company Rodriguez, J., Pereda-Suberbiola, X. & Ruiz-Omeñaca, J. I. 2009. Los dinosaurios del Cretácico terminal del Levante ibérico en el contexto paleogeográfico europeo. Composición de las faunas e implicaciones paleogeográficas. Actas de las IV Jornadas Internacionales sobre Paleontología de Dinosaurios y su Entorno. Salas de los Infantes, Burgos, 17-44. Lo mejor es que adjuntemos el extenso resumen del trabajo.
Saurópodos titanosaurios, anquilosaurios nodosáuridos, ornitópodos basales (rabdodóntidos) y derivados (hadrosáuridos), junto a terópodos manirraptoriformes y probablemente abelisauroideos, componen las faunas de dinosaurios del Cretácico
superior (Campaniense-Maastrichtiense) del Levante español. Este esquema se repite, con ligeras variaciones, en otros puntos del dominio Iberoarmoricano (Península Ibérica y sur de Francia), así como en las diferentes paleobioprovincias europeas, apuntando un origen común de todas ellas. Se trata de una asociación faunística de carácter mixto, compuesta por descendientes de linajes ya presentes en el Jurásico superior-Cretácico inferior de Laurasia, antes de la fragmentación definitiva de la Pangea, y por algunas formas supuestamente inmigrantes, procedentes de las grandes masas continentales vecinas: Asiamérica, Neogondwana e Indoáfrica. Las diferencias observadas a nivel genérico y específico entre las faunas de las distintas paleobioprovincias europeas y, especialmente, respecto a las faunas contemporáneas asiamericanas y gondwánicas,
cuyos taxones constituyen formas más evolucionadas que las europeas, parecen indicar que durante el Cretácico superior prevaleció en Europa un modelo vicariante (aislacionista) de evolución faunística motivado por la fragmentación de la Pangea y posterior conversión de Europa en un archipiélago, más que una dispersión tardía en el Cretácico superior.
No obstante, la presencia de algunos grupos de vertebrados finicretácicos con claras afinidades norteamericanas o gondwánicas, permite especular que el aislamiento de Europa no fuera total y que se produjeron ciertos intercambios faunísticos
puntuales con otras masas continentales. Por otra parte, las extinciones locales pudieron jugar también un papel importante en la composición final de los ecosistemas europeos. Otro hecho que se desprende del estudio del registro fósil es la existencia de una aparente renovación en la composición de las faunas de dinosaurios del Cretácico terminal de Europa suroccidental, que ha permitido elaborar dos modelos diferentes de reemplazamiento: i) las faunas del Campaniense- Maastrichtiense inferior, dominadas por saurópodos titanosaurios, ornitópodos basales y anquilosaurios nodosáuridos, como
principales componentes fitófagos, fueron sustituidas en algún momento del Maastrichtiense por faunas dominadas por ha drosáuridos; ii) los saurópodos titanosaurios no desaparecieron en el Maastrichtiense terminal, sino que coexistieron con los hadrosáuridos, como grupo dominante, los cuales estarían ya presentes en Europa probablemente desde el Cretácico inferior. La presencia de titanosaurios y rabdodóntidos en los yacimientos campano-maastrichtienses ibéricos, y de hadrosáuridos, conjuntamente con titanosaurios, en los yacimientos del Maastrichtiense superior, parece confirmar esta segunda hipótesis.
Saurópodos titanosaurios, anquilosaurios nodosáuridos, ornitópodos basales (rabdodóntidos) y derivados (hadrosáuridos), junto a terópodos manirraptoriformes y probablemente abelisauroideos, componen las faunas de dinosaurios del Cretácico
superior (Campaniense-Maastrichtiense) del Levante español. Este esquema se repite, con ligeras variaciones, en otros puntos del dominio Iberoarmoricano (Península Ibérica y sur de Francia), así como en las diferentes paleobioprovincias europeas, apuntando un origen común de todas ellas. Se trata de una asociación faunística de carácter mixto, compuesta por descendientes de linajes ya presentes en el Jurásico superior-Cretácico inferior de Laurasia, antes de la fragmentación definitiva de la Pangea, y por algunas formas supuestamente inmigrantes, procedentes de las grandes masas continentales vecinas: Asiamérica, Neogondwana e Indoáfrica. Las diferencias observadas a nivel genérico y específico entre las faunas de las distintas paleobioprovincias europeas y, especialmente, respecto a las faunas contemporáneas asiamericanas y gondwánicas,
cuyos taxones constituyen formas más evolucionadas que las europeas, parecen indicar que durante el Cretácico superior prevaleció en Europa un modelo vicariante (aislacionista) de evolución faunística motivado por la fragmentación de la Pangea y posterior conversión de Europa en un archipiélago, más que una dispersión tardía en el Cretácico superior.
No obstante, la presencia de algunos grupos de vertebrados finicretácicos con claras afinidades norteamericanas o gondwánicas, permite especular que el aislamiento de Europa no fuera total y que se produjeron ciertos intercambios faunísticos
puntuales con otras masas continentales. Por otra parte, las extinciones locales pudieron jugar también un papel importante en la composición final de los ecosistemas europeos. Otro hecho que se desprende del estudio del registro fósil es la existencia de una aparente renovación en la composición de las faunas de dinosaurios del Cretácico terminal de Europa suroccidental, que ha permitido elaborar dos modelos diferentes de reemplazamiento: i) las faunas del Campaniense- Maastrichtiense inferior, dominadas por saurópodos titanosaurios, ornitópodos basales y anquilosaurios nodosáuridos, como
principales componentes fitófagos, fueron sustituidas en algún momento del Maastrichtiense por faunas dominadas por ha drosáuridos; ii) los saurópodos titanosaurios no desaparecieron en el Maastrichtiense terminal, sino que coexistieron con los hadrosáuridos, como grupo dominante, los cuales estarían ya presentes en Europa probablemente desde el Cretácico inferior. La presencia de titanosaurios y rabdodóntidos en los yacimientos campano-maastrichtienses ibéricos, y de hadrosáuridos, conjuntamente con titanosaurios, en los yacimientos del Maastrichtiense superior, parece confirmar esta segunda hipótesis.
LUGAR España
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