Los micromamíferos cuaternarios ibéricos están representados por cerca de un centenar de especies, incluidos insectívoros (musarañas y erizos), quirópteros (murciélagos), roedores (ardillas, ratones, topillos) y lagomorfos (conejos y liebres). En paleontología nos referimos a estos cuatro grupos de mamíferos como “micro” porque se requieren técnicas micropaleontológicas para su estudio como es la concentración de los restos fósiles mediante las técnicas de lavado-tamizado de sedimentos y su posterior análisis mediante lupas binoculares, microscopios electrónicos y otras técnicas que requieren el uso de instrumental óptico y de escaneo de precisión. Los restos fósiles de cualquiera de estos grupos suele ser menor de 1-2 centímetros y en su mayoría no superan el milímetro. Son la nannociencia de la paleontología.
Como muchos mamíferos cuaternarios tienen representantes actuales, es interesante estar al tanto de los estudios sobre los que viven hoy en la Península Ibérica. Por ello, y con el objeto de conocer dos de los aspectos que más nos interesan a la hora de analizar los mamíferos cuaternarios, su ecología y distribución geográfica, nos hemos acercado a Fuengirola donde se ha celebrado este año la reunión de la SECEM.
Vamos a hablar brevemente sobre algunas aportaciones novedosas así como de la creación de un grupo nuevo dentro de sociedad, el llamado grupo de insectívoros y roedores, cuyo representante será Antoni Arrizabalaga, del Museo de Granollers de Barcelona, quien junto con su equipo ha analizado las comunidades de micromamíferos actuales de Cataluña a partir del estudio de las egagrópilas y también, como novedad, de los excrementos de la gineta. Tanto los restos que regurgitan las rapaces, las egagrópilas, como los excrementos de gineta, tienen el inmenso valor de preservar prácticamente intactos los huesos de los pequeños mamíferos por lo que su estudio permite conocer buena parte de la composición de pequeños vertebrados que viven en una región. La buena noticia es que la producción de egagrópilas y excrementos de pequeños mamíferos son una de las fuentes principales de acumulación de restos de micromamíferos y una de las causas principales de la formación de yacimientos. Desafortunadamente para los cuaternaristas, la gineta es un pequeño carnívoro que ha sido introducido recientemente en España, por lo que no es la responsable de la formación de yacimientos cuaternarios.
También llama la atención la rareza de restos de desmanes fósiles. Por poner un ejemplo, en Atapuerca, donde tenemos miles de fósiles de micromamíferos, el topo acuático, está representado por menos de media docena de fósiles. Pues bien, en el congreso hemos aprendido que el desmán es un animal bastante solitario, habitante exclusivo de orillas de ríos limpios, solitario, con un territorio de 2-5 kilómetros de orilla del que apenas se mueve en toda su vida y apenas comparte con otros congéneres. Esto, y que carnívoros acuáticos como la nutria, lo consumen, explicaría en parte su rareza en los yacimientos. Nos mostraron en el congreso un vídeo magnífico de Javier Trueba, sobre unos de estos nerviosos animalitos, entrando y saliendo continuamente del agua en búsqueda de alimento. Su larguísima nariz es como una pequeña trompa en constante movimiento.
Llamó bastante la atención la corología de una musaraña de dientes blancos, Crocidura suaveolens, con una distribución atlántica, en general costera, a excepción de tres poblaciones más mediterráneas, en las marismas de Huelva, a cientos de kilómetros al sur del núcleo poblacional del norte. Y lo más sorprendente es que los dos grupos del Golfo de Cádiz son muy diferentes entre sí, al contrario de las del norte que son muy uniformes. Estas diferencias fenotípicas podrían explicarse por un aislamiento prolongado de las poblaciones del sur entre sí.
También resultó fascinante el estudio de la dispersión de semillas de sabinas y enebros gracias a la actividad de los mamíferos, especialmente los pequeños múridos que van enterrando las semillas que recolectan a lo largo de sus territorios.
Las marmotas, esos roedores de alta montaña, supuestamente introducidos recientemente en los pirineos, tienen una mayor tasa de reproducción las de las poblaciones españolas que las de los Alpes. Los autores dicen que puede ser el clima, diferente hábitat, efecto cuello de botella… este último resulta interesante en paleontología pues es uno de los principales mecanismos de especiación. Pero para esto tendrán que pasar unos cuantos miles de años. Lo que quisiera decir aquí es que la marmota más reciente se cita en yacimientos solutrenses del norte de España, con una edad de unos 20.000 años. Por esto no podría asegurar que estas marmotas se extinguieran por completo pues tenemos pocos datos de yacimientos más recientes con micromamíferos en general.
Y ya para finalizar, querría resaltar la limpieza de esqueletos de micromamíferos que nos enseñó Arrizabalaga; con isópodos (cochinillas de la humedad): ¡quédan los huesos limpios y en conexión anatómica! Con la ventaja que al necesitar cierta humedad ambiental, no usarán los libros, ropa y otros materiales del museo como despensa como les pasa a los peligrosos derméstidos.
Más cosas se pueden ver en la página web X SECEM.
Como muchos mamíferos cuaternarios tienen representantes actuales, es interesante estar al tanto de los estudios sobre los que viven hoy en la Península Ibérica. Por ello, y con el objeto de conocer dos de los aspectos que más nos interesan a la hora de analizar los mamíferos cuaternarios, su ecología y distribución geográfica, nos hemos acercado a Fuengirola donde se ha celebrado este año la reunión de la SECEM.
Vamos a hablar brevemente sobre algunas aportaciones novedosas así como de la creación de un grupo nuevo dentro de sociedad, el llamado grupo de insectívoros y roedores, cuyo representante será Antoni Arrizabalaga, del Museo de Granollers de Barcelona, quien junto con su equipo ha analizado las comunidades de micromamíferos actuales de Cataluña a partir del estudio de las egagrópilas y también, como novedad, de los excrementos de la gineta. Tanto los restos que regurgitan las rapaces, las egagrópilas, como los excrementos de gineta, tienen el inmenso valor de preservar prácticamente intactos los huesos de los pequeños mamíferos por lo que su estudio permite conocer buena parte de la composición de pequeños vertebrados que viven en una región. La buena noticia es que la producción de egagrópilas y excrementos de pequeños mamíferos son una de las fuentes principales de acumulación de restos de micromamíferos y una de las causas principales de la formación de yacimientos. Desafortunadamente para los cuaternaristas, la gineta es un pequeño carnívoro que ha sido introducido recientemente en España, por lo que no es la responsable de la formación de yacimientos cuaternarios.
También llama la atención la rareza de restos de desmanes fósiles. Por poner un ejemplo, en Atapuerca, donde tenemos miles de fósiles de micromamíferos, el topo acuático, está representado por menos de media docena de fósiles. Pues bien, en el congreso hemos aprendido que el desmán es un animal bastante solitario, habitante exclusivo de orillas de ríos limpios, solitario, con un territorio de 2-5 kilómetros de orilla del que apenas se mueve en toda su vida y apenas comparte con otros congéneres. Esto, y que carnívoros acuáticos como la nutria, lo consumen, explicaría en parte su rareza en los yacimientos. Nos mostraron en el congreso un vídeo magnífico de Javier Trueba, sobre unos de estos nerviosos animalitos, entrando y saliendo continuamente del agua en búsqueda de alimento. Su larguísima nariz es como una pequeña trompa en constante movimiento.
Llamó bastante la atención la corología de una musaraña de dientes blancos, Crocidura suaveolens, con una distribución atlántica, en general costera, a excepción de tres poblaciones más mediterráneas, en las marismas de Huelva, a cientos de kilómetros al sur del núcleo poblacional del norte. Y lo más sorprendente es que los dos grupos del Golfo de Cádiz son muy diferentes entre sí, al contrario de las del norte que son muy uniformes. Estas diferencias fenotípicas podrían explicarse por un aislamiento prolongado de las poblaciones del sur entre sí.
También resultó fascinante el estudio de la dispersión de semillas de sabinas y enebros gracias a la actividad de los mamíferos, especialmente los pequeños múridos que van enterrando las semillas que recolectan a lo largo de sus territorios.
Las marmotas, esos roedores de alta montaña, supuestamente introducidos recientemente en los pirineos, tienen una mayor tasa de reproducción las de las poblaciones españolas que las de los Alpes. Los autores dicen que puede ser el clima, diferente hábitat, efecto cuello de botella… este último resulta interesante en paleontología pues es uno de los principales mecanismos de especiación. Pero para esto tendrán que pasar unos cuantos miles de años. Lo que quisiera decir aquí es que la marmota más reciente se cita en yacimientos solutrenses del norte de España, con una edad de unos 20.000 años. Por esto no podría asegurar que estas marmotas se extinguieran por completo pues tenemos pocos datos de yacimientos más recientes con micromamíferos en general.
Y ya para finalizar, querría resaltar la limpieza de esqueletos de micromamíferos que nos enseñó Arrizabalaga; con isópodos (cochinillas de la humedad): ¡quédan los huesos limpios y en conexión anatómica! Con la ventaja que al necesitar cierta humedad ambiental, no usarán los libros, ropa y otros materiales del museo como despensa como les pasa a los peligrosos derméstidos.
Más cosas se pueden ver en la página web X SECEM.
LUGAR Fuengeriola, Malaga, España