El joven Darwin llego a Buenos Aires en 1832 a bordo del Beagle hospedándose en casa de un comerciante inglés. Al llegar observó la complicada situación política, de un país recién independizado, con tierras para expandirse y en el punto de mira de Inglaterra, como la gran potencia dominante.
Uno de los aspectos más curiosos de la relación de Darwin con Argentina son las vacas ñatas. En sus andanzas por las eternas llanuras de la Provincia de Buenos Aires encontró abundantes vertebrados pleistocenos, sin embargo lo que le llamó la atención fueron las vacas ñatas. Una raza con la frente corta y ancha y las extremidades nasales vueltas hacia arriba. Su mandíbula inferior sobresale de la superior y está curvada hacia arriba. Hoy siguen siendo estudiadas por los veterinarios argentinos que las ven como una pregunta genética sin respuesta.
Darwin buscaba la causa de las extinciones de las especies fósiles que había descubierto y pensó que las vacas ñatas le iban a dar información útil. La razón es que estas extrañas vacas sufrían una gran mortandad durante las sequías. La peculiar disposición de los labios representa una desventaja adaptativa, ya que les impedía aprovechar las hierbas más ralas en tiempos de sequía. La debilidad de estos animales frente a los cambios ambientales intrigó a Darwin.
El problema de fondo no consistía en explicar la causa de la muerte de estos animales, sino comprender el ñatismo bovino. Como había estudiado el paleontólogo argentino, Francisco Muñiz, se conocía que las vacas ñatas descendían del ganado asilvestrado y que sus malformaciones se debían a quedar poblaciones aisladas. Todo parecía indicar que esta raza era el resultado de una regresión y no de una adaptación a un cambio ambiental.
Varios científicos que conocían los borradores de la teoría de la Selección Natural le habían advertido a Darwin que los animales domésticos revertían al estado anterior gradual. Además cuando las vacas ñatas se cruzaban con vacas domesticadas las crías reproducían los caracteres de las ñatas, esto según se pensaba entonces, implicaba que las ñatas eran más antiguas. Esto impedía comparar la selección artificial con la selección natural como hacia Darwin. En su sexta edición del Origen de las Especies Darwin en 1872 incluye las vacas ñatas a pesar que no les reconocía el status de especie degenerada, sino animales mal adaptados, condenados a la extinción.
La respuesta la conocemos hoy y no tiene nada que ver con la evolución, ya estas vacas sufren de dolicognatismo, una enfermedad hereditaria.
Uno de los aspectos más curiosos de la relación de Darwin con Argentina son las vacas ñatas. En sus andanzas por las eternas llanuras de la Provincia de Buenos Aires encontró abundantes vertebrados pleistocenos, sin embargo lo que le llamó la atención fueron las vacas ñatas. Una raza con la frente corta y ancha y las extremidades nasales vueltas hacia arriba. Su mandíbula inferior sobresale de la superior y está curvada hacia arriba. Hoy siguen siendo estudiadas por los veterinarios argentinos que las ven como una pregunta genética sin respuesta.
Darwin buscaba la causa de las extinciones de las especies fósiles que había descubierto y pensó que las vacas ñatas le iban a dar información útil. La razón es que estas extrañas vacas sufrían una gran mortandad durante las sequías. La peculiar disposición de los labios representa una desventaja adaptativa, ya que les impedía aprovechar las hierbas más ralas en tiempos de sequía. La debilidad de estos animales frente a los cambios ambientales intrigó a Darwin.
El problema de fondo no consistía en explicar la causa de la muerte de estos animales, sino comprender el ñatismo bovino. Como había estudiado el paleontólogo argentino, Francisco Muñiz, se conocía que las vacas ñatas descendían del ganado asilvestrado y que sus malformaciones se debían a quedar poblaciones aisladas. Todo parecía indicar que esta raza era el resultado de una regresión y no de una adaptación a un cambio ambiental.
Varios científicos que conocían los borradores de la teoría de la Selección Natural le habían advertido a Darwin que los animales domésticos revertían al estado anterior gradual. Además cuando las vacas ñatas se cruzaban con vacas domesticadas las crías reproducían los caracteres de las ñatas, esto según se pensaba entonces, implicaba que las ñatas eran más antiguas. Esto impedía comparar la selección artificial con la selección natural como hacia Darwin. En su sexta edición del Origen de las Especies Darwin en 1872 incluye las vacas ñatas a pesar que no les reconocía el status de especie degenerada, sino animales mal adaptados, condenados a la extinción.
La respuesta la conocemos hoy y no tiene nada que ver con la evolución, ya estas vacas sufren de dolicognatismo, una enfermedad hereditaria.
LUGAR Zaragoza, España