En la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS) que se ha celebrado la semana pasada, Pääbo ha apuntado algunos aspectos interesantes sobre las relaciones entre los humanos modernos y neandertales. Uno de las controversias recurrentes en la paleoantropología europea es si existió mezcla entre los neandertales y humanos modernos. Según estos modernos estudios, a pesar de compartir el 99,5% del genoma, las dos especies son lo suficientemente distintos genéticamente, para suponer que si hubo algún cruce fue irrelevante para nuestra especie
El proyecto «Genoma neandertal», desarrollado en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, Alemania, y 454 Life Sciences de Estados Unidos, cambiará la historia de la evolución humana. Por un lado, deja al descubierto innumerables características de la especie, rasgos y genes relacionados con el aspecto físico imposibles de averiguar mediante el estudio de los fósiles. El color de los ojos o el aspecto de la piel y el pelo serán a partir de ahora cualidades físicas tan al alcance del conocimiento como antes fuera la tipología del esqueleto. Los investigadores han secuenciado más de 1.000 millones de pares de bases químicas de ADN. En el análisis del genoma, los investigadores han utilizado sobre todo fósiles de neandertales procedentes de la cueva de Vindija, en Croacia, aunque también se han tenido en cuenta muestras de El Sidrón, en Asturias. El responsable de la parte española es Carles Lalueza.
La investigación en marcha ha analizado con especial atención algunos genes relacionados con el habla y con la actividad cerebral. Las dos especies, neandertales y humanos modernos, tienen el mismo gen Foxp2, relacionado con el habla y el lenguaje, que es distinto en el chimpancé. Esto indica que para suponer que los neandertales podían hablar.
El proyecto «Genoma neandertal», desarrollado en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, Alemania, y 454 Life Sciences de Estados Unidos, cambiará la historia de la evolución humana. Por un lado, deja al descubierto innumerables características de la especie, rasgos y genes relacionados con el aspecto físico imposibles de averiguar mediante el estudio de los fósiles. El color de los ojos o el aspecto de la piel y el pelo serán a partir de ahora cualidades físicas tan al alcance del conocimiento como antes fuera la tipología del esqueleto. Los investigadores han secuenciado más de 1.000 millones de pares de bases químicas de ADN. En el análisis del genoma, los investigadores han utilizado sobre todo fósiles de neandertales procedentes de la cueva de Vindija, en Croacia, aunque también se han tenido en cuenta muestras de El Sidrón, en Asturias. El responsable de la parte española es Carles Lalueza.
La investigación en marcha ha analizado con especial atención algunos genes relacionados con el habla y con la actividad cerebral. Las dos especies, neandertales y humanos modernos, tienen el mismo gen Foxp2, relacionado con el habla y el lenguaje, que es distinto en el chimpancé. Esto indica que para suponer que los neandertales podían hablar.
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