En un artículo reciente en este periódico, Jorge Morales apunta que el conjunto de yacimientos de los Batallones (Torrejón de Velasco, Madrid) pueden contarse entre los más interesantes del registro fósil del Mioceno continental mundial. Hace 9 millones de años existió una trampa natural en la que los carnívoros de los alrededores quedaban atrapados dando lugar a una inusual concentración de fósiles de depredadores. Entre ellos destacan dos especies distintas de “ tigres dientes de sable”: Paramachairodus del tamaño de un puma y Machairodus del tamaño de un tigre de Siberia.
Se encuentran representados todos los huesos del esqueleto, incluyendo los cráneos que son la parte más frágil del esqueleto de un vertebrado, y por tanto la más difícil de encontrar completa. Se han encontrado elementos articulado, lo que se explica porque los huesos tuvieron un transporte muy escaso. Desde el principio, lo más fascinante del yacimiento es la gran diversidad de carnívoros. En los ecosistemas actuales, los carnívoros representan una mínima parte de la biomasa, por lo que la acumulación necesita de una explicación inusual. Según apunta Jorge Morales la explicación es que en los Batallones existió una trampa natural en la que los carnívoros del entorno bien en busca de la carroña, o bien en busca de agua quedaban atrapados muriendo y acumulándose en lo que hoy conocemos como los yacimientos de Batallones.
Estos yacimientos se conocieron a partir del año 1999 gracias al programa de seguimiento paleontológico en obras, en este caso en un proyecto de minería. Solo se ha excavado una pequeña parte de esta capilla sixtina de los carnívoros del Mioceno. Entre los 20.000 fósiles recuperados hay también reptiles, tortugas terrestres, lagartos, aves (rapaces), pequeños mamíferos, roedores, lagomorfos. Entre los grandes mamíferos hay que destacar dos especies de proboscídeos, perisodáctilos (dos rinocerontes y un caballo) y artiodáctilos (un bóvido y dos rumiantes de tipo moschido.)
Se encuentran representados todos los huesos del esqueleto, incluyendo los cráneos que son la parte más frágil del esqueleto de un vertebrado, y por tanto la más difícil de encontrar completa. Se han encontrado elementos articulado, lo que se explica porque los huesos tuvieron un transporte muy escaso. Desde el principio, lo más fascinante del yacimiento es la gran diversidad de carnívoros. En los ecosistemas actuales, los carnívoros representan una mínima parte de la biomasa, por lo que la acumulación necesita de una explicación inusual. Según apunta Jorge Morales la explicación es que en los Batallones existió una trampa natural en la que los carnívoros del entorno bien en busca de la carroña, o bien en busca de agua quedaban atrapados muriendo y acumulándose en lo que hoy conocemos como los yacimientos de Batallones.
Estos yacimientos se conocieron a partir del año 1999 gracias al programa de seguimiento paleontológico en obras, en este caso en un proyecto de minería. Solo se ha excavado una pequeña parte de esta capilla sixtina de los carnívoros del Mioceno. Entre los 20.000 fósiles recuperados hay también reptiles, tortugas terrestres, lagartos, aves (rapaces), pequeños mamíferos, roedores, lagomorfos. Entre los grandes mamíferos hay que destacar dos especies de proboscídeos, perisodáctilos (dos rinocerontes y un caballo) y artiodáctilos (un bóvido y dos rumiantes de tipo moschido.)
LUGAR Batallones, Madrid, España