Mejilla izquierda y la maxilar de un homínido encontrado en Trinchera elefante. Fotografía: Maria D Guillén/Iphes-Cerca/PA
Un fragmento facial humano descubierto en el yacimiento de la Sima del Elefante (Sierra de Atapuerca, Burgos) en 2022 y datado entre 1,1 y 1,4 millones de años constituye la cara más antigua conocida de Europa occidental. Este resto, catalogado como ATE7-1, ha sido atribuido a Homo aff. erectus y representa una pieza clave para comprender las primeras migraciones y la evolución de los homininos en el continente europeo durante el Pleistoceno inferior.
El estudio de este hallazgo, se ha sido publicado en la revista Nature, ha sido liderado por Rosa Huguet, investigadora del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA), profesora asociada de la Universitat Rovira i Virgili (URV) y coordinadora, junto con Xosé Pedro Rodríguez-Álvarez, investigador de la URV, de los trabajos de excavación e investigación en el yacimiento de Sima del Elefante. El estudio es fruto de la colaboración entre ambas instituciones, así como de otras entidades nacionales e internacionales, como el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), y el grupo de investigación Aragosaurus-IUCA (liderado por José Ignacio Canudo) de la Universidad de Zaragoza, entre otras.
Precisamente, desde Aragosaurus se ha colaborado en la recuperación y el estudio de los fósiles de vertebrados de pequeño tamaño preservados en los niveles sedimentarios del relleno de las cuevas de la sierra burgalesa. Este trabajo ha sido realizado por las investigadoras Carmen Núñez Lahuerta y Julia Galán García, que actualmente desarrollan su carrera investigadora en centros de reconocido prestigio fuera de Aragón, Universidad del País Vasco UPV/EHU e Instituto de Investigación y Museo de Historia Natural Senckenberg, respectivamente, pero siguen vinculadas al grupo de investigación Aragosaurus-IUCA. Ambas doctoras forman parte del equipo de trabajo e investigación de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca desde el año 2011, donde comenzaron cuando ambas eran estudiantes de Geología de la Universidad de Zaragoza, de la mano de su mentora, la profesora Gloria Cuenca Bescós, una de las máximas expertas en la investigación en pequeños vertebrados fósiles de Atapuerca. Julia Galán, especialista en el estudio de restos de murciélagos, señala que “gracias al estudio de estas faunas, junto con las de otros pequeños vertebrados como roedores, lacértidos o anfibios, hemos podido inferir que en el momento en el que este hominino habitaba la sierra, el paisaje era de bosque abierto húmedo, con cursos de agua en las proximidades de la Sima del Elefante”. La experta en el estudio de aves, Carmen Núñez, destaca que “para este estudio procesamos más de dos toneladas de sedimento del nivel TE7, extraídas durante la campaña de campo de Atapuerca de 2022, y procedimos a su triado. Gracias a ello recuperamos miles de restos de estos pequeños vertebrados que han contribuido de manera decisiva a reconstruir el paisaje de este momento clave.”
Más erectus que antecessor
Durante la campaña de excavación de 2022, el equipo de investigación de Atapuerca recuperó varios fragmentos de la parte izquierda de la cara de un individuo adulto en el nivel TE7 del Sima del Elefante. Estos fragmentos han requerido un laborioso trabajo de reconstrucción mediante técnicas tradicionales de conservación y restauración, así como con herramientas avanzadas de imagen y análisis 3D. Tras dos años de investigación, el análisis detallado de ATE7-1 (Pink) ha permitido concluir que esta cara no corresponde a la especie Homo antecessor, identificada en el yacimiento de la Gran Dolina, sino a una especie más primitiva. Sin embargo, las evidencias no son suficientes para una clasificación taxonómica definitiva, por lo que, de forma provisional, se ha asignado a Homo aff. erectus
Como explica María Martinón-Torres, directora del CENIEH y una de las investigadoras principales del proyecto de investigación de Atapuerca: “Homo antecessor comparte con Homo sapiens una cara de aspecto más moderno y la proyección de los huesos de la nariz, mientras que la configuración del rostro de Pink es más primitiva, con rasgos que recuerdan a Homo erectus, especialmente en su estructura nasal, plana y poco desarrollada”. No obstante, la investigadora subraya que “la evidencia aún no es suficiente para una clasificación definitiva y por eso se asigna a H. aff. erectus. Con este término se reconocen las afinidades de Pink con Homo erectus, pero se deja abierta la posibilidad de que pertenezca a otra especie”. El fósil ATE7-1, datado entre 1,1 y 1,4 millones de años, es significativamente más antiguo que los restos de Homo antecessor, cuya antigüedad se estima en aproximadamente 860.000 años. Esta cronología sugiere que Pink pertenece a una población que llegó a Europa en una oleada migratoria anterior a la de Homo antecessor.
Entorno y forma de vida
El nivel TE7 de la Sima del Elefante, donde se halló ATE7-1, contiene numerosas evidencias de la presencia y actividades de los homininos durante el Pleistoceno Inferior. Entre ellas, se han recuperado herramientas de piedra y restos faunísticos con marcas de corte, lo que indica el uso de tecnología lítica para el procesamiento de animales. Según Xosé Pedro Rodríguez-Álvarez, especialista en industria lítica: “Las herramientas de cuarzo y sílex halladas, aunque sencillas, indican una estrategia de subsistencia efectiva y demuestran la capacidad de estos homininos para explotar los recursos de su entorno”. Las marcas de corte identificadas en los restos de animales muestran claras evidencias del uso de estas herramientas para descarnar las carcasas de animales. “Estas prácticas indican que los primeros europeos conocían bien los recursos animales disponibles y sabían aprovecharlos de forma sistemática”, añade Rosa Huguet, especialista en tafonomía. El conjunto de datos paleoecológicos obtenidos del nivel TE7 muestran que el paisaje del Pleistoceno inferior en la Sierra de Atapuerca combinaba zonas boscosas, praderas húmedas y fuentes de agua estacionales, proporcionando un entorno rico en recursos para estos primeros pobladores humanos.
La referencia completa es:
Huguet, R., Rodríguez-Álvarez, X.P., Martinón-Torres, M. et al. The earliest human face of Western Europe. Nature (2025). https://doi.org/10.1038/s41586-025-08681-0

