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28/09/2020 (Loarre, Huesca, España)
La dura vida del paleontólogo. ¿Cómo es una jornada de trabajo en la excavación paleontológica de Loarre?

Lunes, 7 de la mañana. Suena la alarma y, al moverme, noto el dolor del
brazo derecho, desde el hombro hasta la muñeca. Es el resultado del
trabajo en el yacimiento de Loarre este fin de semana. Pienso en los
compañeros paleontólogos que llevan ya más de dos semanas excavando, y
lo que les queda. ¿Será que cuando llevas tantos dÃas te acostumbras? Lo
dudo mucho… Ahora mismo, pienso, estarán empezando a organizar la
jornada. Los encargados de cocinar la comida de hoy estarán a los
fogones. El resto, organizando material, desayunando y preparándose para
el dÃa que comienza. No puedo evitar echar un ojo a la previsión del
tiempo. Parece que este lunes, al menos, el viento les dará un respiro.El yacimiento de huevos de dinosaurio de Loarre, que se encuentra a
más de 1000 m de altitud, impresiona cuando lo ves por primera vez.
Cuando, el sábado por la mañana, bajamos de la furgoneta, lo primero que
recibimos fue el impacto del fortÃsimo viento. Los primeros 20 minutos
de la jornada consisten en organizar al equipo de excavación y el
material. Con semejante vendaval, todo el material ligero volaba por los
aires (las esterillas fueron las principales damnificadas), asà que por
un momento reinó el caos. Por suerte, pudimos sobreponernos enseguida a
las inclemencias climáticas y asà comenzar a trabajar. La extensión que
ocupa el área de excavación es bastante amplia, y el equipo se dividió
en tres grupos de trabajo repartidos a lo largo de la extensa
cuadrÃcula. Un grupito de excavadoras se centró en el trabajo fino de
una parte del afloramiento, donde aparecen algunos huevos muy bien
conservados. Otra compañera se dedicó en exclusiva a una zona algo más
apartada. Y, mientras tanto, al equipo más numeroso se nos encomendó la
tarea de excavar una zanja rodeando la zona de afloramiento de una
importante acumulación de huevos fósiles. Nuestro objetivo, descalzar un
enorme bloque de roca que los paleontólogos se llevarán al laboratorio.
Asà a ojo, el bloque pesará más de una tonelada. Se trata de una roca
bastante dura que hay que excavar con martillo neumático, o con cincel y
maza si hay que trabajar con más precisión. El trabajo es duro allá
arriba, pero las bajas temperaturas de estos dÃas invitaban a no
quedarse quieto. Casi hasta se agradecÃa tener que llevar mascarilla
para mantener nariz y cara más protegidas. Otra de las complicaciones a
las que hay que hacer frente cuando el clima no acompaña es lo difÃcil
que resulta proteger los restos fósiles. La técnica empleada es el
engasado, que consiste en cubrir el fósil con gasas y aplicar
consolidante liquÃdo. Pero colocar trocitos de gasas sobre una roca con
vientos de casi 80 km/h no es sencillo: las gasas seguÃan a las
esterillas en su búsqueda de la libertad. Además, las bajas temperaturas
hacen que sea más largo el proceso de secado del consolidante.
Pese a todo, el equipo de trabajo va a continuar incansable sus
labores durante las próximas dos semanas. Y, la verdad, hay que
reconocer que el esfuerzo tiene su recompensa cuando ves el material tan
alucinante que se está recuperando. Desde el Museo queremos desearles
muchÃsimo ánimo a todos los componentes del equipo. ¡Estamos deseando
conocer más cosas sobre sus hallazgos!
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